Tijuana es el mapa del periodismo en México

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Gabriel García Márquez dijo que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Jamás me atrevería a contradecir a Gabo, pero sí es necesario agregar que, si ese periodismo es ejercido en México, también es una de las 10 profesiones más peligrosas. En el último sexenio, se han cometido dos mil 502 agresiones contra la prensa, cuatro desapariciones y 47 asesinatos de periodistas en un país donde el nivel de impunidad ante estos crímenes es del 99.13 por ciento. A pesar de que las cifras, por sí solas, son motivo suficiente para causar indignación, no hay número que pueda reflejar el peligro, el miedo y los impedimentos, constantes y sistemáticos, que conlleva el ejercicio de la búsqueda de la verdad.

Tijuana, la nueva serie de Netflix, llega como homenaje a la labor periodística, pero también, como denuncia a la vulnerabilidad de ejercer el mejor oficio del mundo, pero en el país de América más peligroso para hacerlo: México.

En la era del streaming, y con la cuantiosa oferta de series que se estrenan diariamente en las distintas plataformas, la discusión en torno a la necesidad de renovar la manera en la que se hace ficción en nuestro país, es una constante que resuena en el ámbito de la crítica, en las clases y hasta en las charlas de café. Series como Tijuana son la viva evidencia de que ese cambio radical de forma y de fondo, es posible. Ni su ambientación, ni sus actores, ni su fotografía, ni su guion, ni su música —a la que podíamos dedicarle un texto entero—, tienen nada que envidiarle a cualquier producción hollywoodense. Ahora sólo falta que nosotros mismos podamos romper con los prejuicios que tenemos sobre nuestras propias producciones y que el consumo de ficción local se haga costumbre; no por obligación, sino por gusto.

El Dato: Este año han sido asesinados Jesús Ramos Rodríguez, Rafael Múrua Manriquez y Omar Iván Camacho.

Si bien Tijuana no es una serie documental, sí es un reflejo verosímil de la realidad que viven los periodistas día con día. A lo largo de los 11 capítulos de la primera temporada, seguiremos la historia del semanario Frente Tijuana y un grupo de reporteros que deciden alzar la voz con la verdad y contra el poder, en un sistema que se ha acostumbrado al silencio cómplice y la impunidad.

El primer capítulo empieza en una calle cualquiera, de noche, en la penumbra. A lo lejos, empezamos a escuchar las voces de una multitud que avanza con velas, pancartas y carteles, mas su actitud se asemeja más al luto que al reclamo. Una vez frente a nosotros, empezarán a nombrar a cada uno de los compañeros asesinados: Rubén Espinoza, Miroslava Breach, Moisés Sánchez... los nombres se acumulan, las lágrimas se asoman y la respiración se entrecorta.

A lo lejos, puede leerse “No se mata la verdad matando periodistas”, y yo me pregunto cuántas vidas más van a ser arrebatadas hasta que el Mecanismo de protección realmente proteja y el derecho a la libertad de expresión sea, efectivamente, garantizado por el Estado.

Que no se nos olvide: sin periodismo libre no hay democracia.

http://www.youtube.com/watch?v=Y3ghrsJ2Pok

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