Fanáticos vibran con los Grandes del Rock

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Foto: larazondemexico

Enrique Guzmán, Angélica María, César Costa, Julissa, Roberto Jordán y Benny Ibarra hicieron vibrar de nostalgia a sus fans, en el espectáculo Los Grandes del Rock que ofrecieron en el Auditorio Nacional de esta ciudad.

Ante miles de seguidores y durante cuatro horas, los ídolos de la década de los 60 interpretaron sus más grandes éxitos para agasajo de sus seguidores, muchos de ellos, provenientes de varias regiones del país.

Fue una noche de recuerdos y alegrías. Una velada rocanrolera en la que para bailar a ritmo de Hazme una señal, La plaga o Diablo con vestido azul, los contemporáneos de los artistas botaron su bastón y otros se levantaron de su silla de ruedas.

El objetivo en común fue olvidar por un momento sus padecimientos. Fue viajar al pasado para volver a ser jóvenes. Ellas recordaron cuando usaban vestidos con crinolina y grandes crepés; en tanto ellos cuando se ponían su chamarra de piel y envaselinaban su cabello.

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El encuentro con sus ídolos inició con la proyección de una semblanza en la que se destacó la presencia que cada uno ha tenido en la música, programas de televisión y películas del ayer.

El primero en entrar a escena fue Roberto Jordán. Inició con 1, 2, 3 detente y Flor marchita, para luego saludar al público. Al fondo y en medio de la sala se oían gritos de: “Te amo, Roberto” y, apenado, el cantante respondía: “Son mis sobrinas, bienvenidas”.

Apenas iba comenzando el show, pero los asistentes ya estaban muy animados, pues de arriba, abajo y a los lados llovían las peticiones.

No se ha dado cuenta solicitaban algunos, mientras que otros optaban por Palabras y Roberto siempre buscó la manera de complacer a todos. Entonces vendría el turno del tema que, dice, es su himno.

Se refería a Amor de estudiante con el que los asistentes se emocionaron y moviendo sus brazos de un lado a otro, lo acompañaron en cada estrofa, cada recuerdo. “Muchas gracias por su cariño, ya casi lloro”, decía.

Se despidió con Hazme una señal para dar paso a Benny Ibarra. Con una energía desbordante, el rocanrolero inició su turno a través de Que ruede la bola.

“¡Guapo!”, se oyó cerquita del escenario y cómo queriendo buscar de dónde venía el halago, expresó: “¡Todavía hay, chingao!” mientras se fajaba los pantalones.

Teresa, continuó en el repertorio, pero fue hasta Diablo con vestido azul que los asistentes se pusieron de pie por primera vez para bailar a ritmo de rock and roll. Benny cerró con Shake y ahora tocaba la oportunidad de Julissa.

Luciendo elegante con un vestido negro ceñido al cuerpo, la cantante comenzó con su máximo éxito: La consentida del profesor. Después entregó un popurrí de baladas integrado por Nostalgia, Las caricaturas me hacen llorar y Vete con ella.

“Esto lo trajimos a México en 1973 y se quedó como un clásico para todos ustedes”, expresó Julissa para luego invitar a Benny al escenario y cantar juntos un popurrí de Vaselina integrado por Noches de verano, Todo mi amor, Flechado estoy e Iremos juntos.

Siguió el turno de César Costa, quien destacó que hace dos años, a iniciativa de los productores Alejandro Gou y Sergio Gabriel, iniciaron con “esta danza de los viejitos”.

Acompañado de 10 músicos y cuatro coristas abrió su espectáculo con Diana. Ataviado de traje negro, “el adorado chaparrito”, como muchas le dicen, también compartió La historia de Tommy e Historia de mi amor.

Tras deleitar con Besos por teléfono, dijo que rendiría homenaje a los grandes del rock que ya no están y a otros que todavía están. Pero antes de que eso ocurriera, tenía que hacer un cambio de vestuario.

Se quitó el saco para ponerse un suéter, aquel que dice fue el primero que usó en su carrera profesional. El que tejió durante dos años y que debía entregar este lunes al Museo de Antropología e Historia.

Luego de bromear interpretó un popurrí de éxitos como: Tus ojos, Agujetas de color de rosa, La hiedra venenosa, Las cerezas y Speedy González. A la par, varias mujeres bailaban desde su asiento y sin inhibiciones.

“Ya no se dice rocanroleros, se dice rucanroleros”, comentaba César para ahora deleitar con Mi pueblo, Como un tigre y Chica mala, hasta que llegó Tierno, con el que obtuvo el segundo lugar en el Festival OTI 1983.

El Papá soltero también recordó a José Alfredo Jiménez con El rey y antes de cerrar su participación, invitó a Roberto, Benny y Julissa para cantar en conjunto la de Amorcito loco. Con A mi manera (My way), en su original versión en inglés y Al compás del reloj, Costa se despidió.

Luego de dos horas de concierto, Angélica María fue recibida con muchos aplausos. Elegantemente vestida de blanco con rojo, apareció interpretando un popurrí de éxitos: Toco a tu puerta, Johnny el enojón, Vivaracho, Fortachón, No te puedo abrazar y Con un beso pequeñísimo.

Paso a pasito continuó en su repertorio para luego emocionar con Dile adiós, Amar y ser amada, Yo te quiero todavía, El peso, Cuando me enamoro, Bésame y aquella que le escribió Luis Demetrio cuando ella tenía 17 años: El día.

Mientras sus fans le silbaban en señal de halago y le lanzaban todo tipo de piropos, la llamada “Novia de México” complació las solicitudes de la gente. Con envidiable vitalidad y recorriendo de un lado a otro el escenario, dijo que contaría la historia de un amor fallido.

“Se fue con una más joven. ¿En dónde he oído eso? En fin, la chamaquita era 30 años más joven y no me quedó otra más que cantarle así. ¿Cuál sigue, maestro?”, preguntó y a lo lejos le pidieron Eddy, Eddy, a lo que ella respondió: “No ahora, con esa me voy”.

“Entonces, Tomás volvieron a exclamar, ante lo cual, con el buen humor que le caracteriza, dijo: “Yo no la cantaba, pero te la canto tal como lo hacía Mayte (Gaos)”.

El hombre de mi vida, Una copa de champagne, Ella no es mejor que yo, Miguel, La basurita y Tú sigues siendo el mismo, siguieron en su lista para luego disculparse que estaba muy sentimental.

“Ay, es que ando rete chillona, soy la señora cursi porque Mozart, mi perrito de 18 años, anda malito”, dijo afligida para finalizar con Yo que no vivo sin ti, Eddy, Eddy (su primer éxito musical en 1962) y A dónde va nuestro amor.

Para el gran cierre de Los Grandes del Rock, Enrique Guzmán ya arribaba al escenario. Mi corazón canta y Yo te seguiré, fueron sus primeras canciones. Para entonces, el público ya estallaba en júbilo al verlo y de pie le lanzaron una larga ovación.

“Hoy es el concierto número 14. Llevo dos años viéndole la cara a Angélica María, César Costa y a todos”, bromeó para luego complacer con Más, Tu cabeza en mi hombro y Gotas de lluvia coreadas de principio a fin por su fans.

Luego de beber de una copa de vino, explicó que cantaría un tema que le compuso a una mujer que se llamaba “Pichi, pichi vieja. Me la ligué en una tarde del salón Riviera. Ese día cantaba la Sonora Santanera y ella empezó a bailar de cachetito con uno de los guitarristas de Los Teen Tops”.

Tras la explicación, dio paso a Pensaba en ti, después fueron Popotitos, La plaga, 100 kilos de barro, Oye, Lo sé, Acompáñame y Uno de tantos.

Para interpretar Dame felicidad, invitó a Angélica María al escenario y con Payasito cerró el concierto.

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