De manera espontánea, un grupo de mujeres instaló una pequeña ofrenda en el Palacio de Bellas Artes, para despedir a Camilo Sesto, quien falleció ayer. En las décadas de los 70 y 80, el compositor y cantante se convirtió en un referente de la música en Hispanoamérica.
Después del mediodía llegó un grupo de mujeres, cuyo rango de edad iba de los 40 a los 60 años.
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Todas con playera roja y el rostro de su ídolo estampado en ella. Unas lloraban, otras colocaban flores, para enmarcar las fotos y las banderas de España y México. Ellas enamoradas, fieles desde los años setenta o antes. Tristes comenzaron a cantar “el amor de mi vida has sido túúú…” Y más llanto. Él merecía un homenaje en Bellas Artes, decían. Y a su modo lo hicieron.
Mostraron su amor y respeto al ídolo, a Camilo Blanes, autor de cientos de canciones que se convirtieron en el soundtrack de la vida de millones de personas en los países de habla hispana.
Adentro, en el Palacio de Mármol, los papalotes volaban sobre las cabezas de quienes rendían el último adiós al maestro Toledo, en foto y con muchas flores, cometas y mazorcas de maíz.
Afuera, en la mente de todos los que salían o pasaban por ahí, se escuchaba una canción de Camilo Sesto, mientras sus admiradoras los despedían con dos fotos, la de joven y la del que muchos no quieren recordar.
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