Juan Villoro navega el cosmos y las pasiones humanas

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Marte representa al movimiento, a la acción. En la mitología es el dios de la guerra. Los astrólogos lo asocian con problemas. Los astrónomos no han terminado de descifrar a este planeta. Y Juan Villoro lo toma como punto de partida para uno de sus textos más fascinantes y complicados a la vez.

“El punto de conflicto en el encuentro entre los astrónomos Tycho Brahe y Johanes Kepler es el planeta de la guerra, el más difícil de descifrar. El astro caprichoso, que no obedece. Podríamos decir que es el límite del conocimiento humano”, explicó Villoro al presentar ante los medios la puesta en escena de la cual él es dramaturgo.

La desobediencia de Marte es una obra que regresa a los escenarios, de nuevo bajo la dirección de Antonio Castro, pero esta vez con las actuaciones de Víctor Trujillo y Mauricio Isaac, quienes verán su trabajo enmarcado por el diseño de escenografía y vestuario de Damián Ortega.

Un duelo escénico entre los actores, quienes dan vida a Kepler, científico teórico; Brahe, científico empírico, los cuales  movidos por la admiración y desconfianza mutua, se reúnen en el año 1600 en el castillo de Benatek, Bohemia, para descifrar las órbitas de los planetas. Es también un duelo de estilos, de egos, entre dos actores en el 2019.

Para Víctor Trujillo, “la obra es un divertimento estupendo, es muy gozoso hablar de cosas importantes. De cómo medían el cielo Tycho y Kepler, imaginándose lo que luego sería sellado por la NASA. Y además, es la relación entre dos actores y cómo sobrevivir en la selva de las vanidades y los egos. Es una obra muy fin en algunas partes y muy vulgar en otras. Es por eso que es una aventura muy emocionante, porque todas las noches vamos a estar en la cuerda floja”.

Esta escenificación, “tiene su origen en 1983 cuando viviendo en el Berlín Oriental encontré el libro Los sonámbulos, de Arthur Koestler, una historia intelectual de la conquista del cosmos, y me pareció totalmente fascinante. La ciencia siempre ha tenido una tensión complementaria, cada científico incorpora sus pasiones y supersticiones. Cuando lo leí dije: ´aquí hay una obra´, aunque me tardé más de 30 años en terminarla, pero eso en términos astronómicos no es nada”.

El Dato: Ha sido montada en el Centro Cultural Helénico, en el Centro Cultural Tijuana y en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP, en Puebla. Fue protagonizada por Joaquín Cosío y José María de Tavira.

La disertación entre dos científicos y el encuentro de dos actores de diferentes generaciones e ideologías “tiene que acercarse emocionalmente a nosotros, lo lejano nos desafía, pero ¿qué decir de lo cercano? Esa geometría de las pasiones nos lleva a contemplar esas dos dimensiones: el cosmos y las relaciones humanas”.

“Tiene muchos planos del lenguaje. En esa época se comunicaban en latín, entonces yo he creado una especie de latín de mi invención. Esta obra requiere de actores con un diapasón emocional muy grande y un equipaje intelectual muy amplio. Es por eso que ellos están aquí. Mauricio es una especie de mártir de mis puestas en escena porque ha actuado ya en casi todas. Y a Víctor, recuerdo que lo vi hace muchos años en Muerte accidental de un anarquista y lo admiré. Luego, mucho años después, lo vi en Rojo y salí con la promesa, para mí, de tener el privilegio que estuviera en una obra mía”, finalizó Villoro.

La desobediencia de Marte

Estreno: 20 de septiembre

Dónde: Teatro Milán (Lucerna 64, Juárez)

Funciones: viernes, 20:45; sábado, 18:15 y 20:45; domingo, 17:30

Costo: $400 y $200

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