En punto de las 11:22, y tras concluir los fuegos pirotécnicos independentistas, subió al escenario central del Zócalo la mexiquense Eugenia León; con las luces bajas y lentamente iluminándose su persona, comenzó a cantar "La paloma": " vuelve contenta all nido, nunca debiste de haberte ido"; a las estrofas añadió líricas referentes a hechos políticos y recientes como: "buitres neoliberales", "vuela, regresa a Oaxaca junto a Toledo" y "se hará justicia en Ayotzinapa"; las cuales fueron celebradas por el público enérgicamente.
"¿Por qué chiflan? ¿Chiflan de contento?" Dijo entusiasmada al público, quien con la energía de alguien que pareciera no estuvo guardando su lugar en primera fila desde las 16:00 horas, silbó con mayor intensidad. Con una orquesta de mariachi interpretó "Serenata huasteca"; "que voy a hacer si deveras te quiero" coreaban los fanáticos.
"¿Quieren cantar? Yo lo sé", afirmó con una sonrisa en el rostro; en seguida entonó "Vámonos", de José Alfredo Jiménez; "yo no entiendo esas cosas de las clases sociales, sólo se que me quieres y que te quiero yo". Con chiflidos y gritos de mariachi, el público le correspondía; "vamonos a donde nadie nos juzgue ni nadie nos diga que hacemos mal", coreaba la gente emotiva.
Cuando terminó, con un escueto "hay nos vidrios", la vocalista se despidió de público y rápidamente abandonó el escenario; cantó por escasos 15 minutos. La gente chiflaba molesta por la tan breve intervención; un molesto "no sales a la salida" se escuchó entre la multitud.
Rápidamente, el staff aprovechó la oscuridad del escenario para meter los instrumentos de La original banda El Limón, de Salvador Lizárraga; un popurrí de sus temas más exitosos resonaban en el Zócalo para calentar los motores de la gente, mientras la agrupación aparecia en el escenario.
Enfundados en elegantes trajes rojos y camisa blanca, los integrantes de la agrupación salieron de las sombras e iniciaron con un popurrí de los temas que interpretarían más tarde, algunos de ellos "La abeja reina", "El rey" y "La leña en el pirul".
Continuaron con una versión zapateable de "Cielito lindo"; y aunque la gente no bailaba mucho --el espacio saturado se los impedía--, cantaba y grababa con su celular.
"Viva México cabrones", gritaron los vocalistas antes de entonar "Mi gusto es", de Pepe Aguilar: "vamos a zapatear y que se levante la polvadera", ordenaron a los espectadores, quienes intentaban todos apretados raspar su calzado.
Siguió "El rey", de Vicente Fernández, y cuando fue el turno de "La abeja reina", advirtieron que se querían llevar a todas las solteras a Mazatlán, Sinaloa; cientos de gritos femeninos extasiados les correspindieron.
Posteriormente interpretaron "Ya ahora te vas", de Marco Antonio Solís, en la cual un afortunado del público subió con ellos al escenario. El joven de chamarra de camuflaje naranja y pantalón café dejó atónita a la multitud con sus capacidades vocales; ni si quiera la misma banda esperaba que lo hiciera tan bien.
Sacudieron a la gente con "La leña en el pirul": "¿Cuánto quieres porque me olvides? ¿Cuánto quieres porque te alejes? ¿Cuánto valen tus desprecios?" coreaban los despechados y amantes de las relaciones tóxicas presentes en la congregación.
Para cerrar con un bailongo masivo interpretaron "El sinaloense"; "ay mamá por dios, qué borracho vengo; que me siga la tambora, que me toquen el quelite…" gritaba la multitud.
"Muchas gracias al señor Presidente, por invitarnos a ser parte de la noche de Independencia", señaló Antonio Lizárraga antes de concluir su espectáculo.
No obstante, ante los lamentos y las peticiones de continuar la fiesta, los músicos decidieron echarse de encore el "Popurrí del Chente", el cual incluyó fragmentos de "La ley del monte", "Nos estorbó la ropa" y "Por tu maldito amor".
jmg