En un alargado corredor gris con ocho puertas, dos personajes disímbolos se enfrentan, luchan, argumentan, se concatenan y terminan por demostrar que ambos aplican, de manera similar, sus creencias; cada uno (en polo opuesto) muestra la misma cara intolerante. Es un reencuentro que revive una historia compartida y que los enfrenta a sus más ocultos temores, los cuales los llevaron a alejarse por 30 años.
Autoría del finlandés Juha Jokela, La fundamentalista (en temporada en el Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes) se interna por los terrenos de la religión, la fe, la teología y el amor para cuestionar los apabullantes moralismo, misoginia y maniqueo de la Iglesia.
A partir de la salida del panfleto Amigos, contra la voluntad de Dios, un “esclavo del Demonio” narra su versión sobre ciertos sucesos que le han ocurrido. Hace tres décadas, una historia entre Marcos (pastor protestante, autor del polémico libro Purificar la Catedral) y Heidi (mujer evangélica) quedó pendiente: en un campamento el sacerdote intentó propasarse de la joven catequista, acto que los llevó a radicalizar sus posturas.
Dirección del español Ignacio García, la propuesta reúne, en el mismo escenario, a la actriz y músico Aurora Cano y al director y pedagogo Luis de Tavira para crear un diálogo que promete ser revelador en los sentidos filosófico y teatral, el cual toca puntos interesantes e intensos pero que, en momentos, decanta en una melodramática lucha amorosa.
El Dato: Juha Jokela es un dramaturgo finlandés conocido principalmente en su país por sus guiones para series televisivas como Horror Play, Pulkkinen, Me Stallarit y Hupikiubi.
De cualquier modo, el encuentro es tentador. De Tavira refleja en sus palabras su postura, encara a su interlocutora, le reclama su propia responsabilidad con sus emociones, mientras que Cano reza, reacciona y explota con un “Vas directo a la condena”.
En un ambiente oscuro, los dos actores se observan, gritan, van al pasado para recordar momentos juntos, se cuestionan, buscan, se encuentran hartos de su propia vida y de sus fantasmas, los cuales no permiten disfrutar el presente y que no les dejan comprender el inocente cuestionamiento de una niña o el uso amarillista de la información.
Cada uno trata de convertir al otro. Se revela la necesidad de hablar de las trampas de la fe, ya que “la vida es al mismo tiempo peligrosa y segura. La verdad no es blanca ni negra, es blanca y negra al mismo tiempo”.
La Biblia, los evangelios, la resurrección y la redención se ponen en jaque, las nociones del castigo y el miedo al Infierno revelan la manipulación del comportamiento humano, así como el lavado de cerebro o la memorización de versículos que complementan el ciclo.
La fundamentalista se antoja como un profundo diálogo-reflexión eclesiástica que se queda en la superficie de los problemas de dicha institución. La puesta en escena se transforma en un encuentro entre dos personas que pudieron ser amantes pero, que 30 años después, destruyen sus vidas. “La felicidad siempre es ensuciada”.
Ahora, ambos son relegados, expulsados de sus paraísos (como modernos Adán y Eva) y tienen que caminar solos, ya que las puertas se les cierran enfrente, de manera reaccionaria, dolorosa e intransigente como el propio fundamentalismo.
La fundamentalista
Autoría: Juha Jokela
Dirección: Ignacio García
Hasta: el 29 de septiembre
Cuándo: miércoles, jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas
Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco 79 esq. Calzada de Tlalpan, colonia Country Club)
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