Dracula, una adaptación única del clásico de Bram Stoker

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Foto: larazondemexico

Al igual que los humanos, a veces las películas o series envejecen mal. En esos casos, no hay arrugas, ni canas, ni mal carácter, pero la evidencia del paso del tiempo queda adherida a los filmes como la marca de ideas, conceptos y descubrimientos que ya fueron superados o atravesados por nuevos pensamientos.

Pretty Woman, por ejemplo, con su estereotipo de la prostitución y la idea de ser valorada como mujer sólo a través de un cambio estético —y por obra de un hombre—. O In & Out, estrenada en 1997 y protagonizada por Kevin Kline, que narra la historia de Howard Brackett, profesor universitario que intenta demostrar que no es gay siguiendo un manual de “masculinidad” en el que se sugiere no bailar, vestirse desarreglado y “tener el control de la situación”. Incluso El exorcista, clásico de clásicos, que causó furor en los 70, pero que, por el inevitable avance tecnológico, hoy no asustaría ni al más temeroso.

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Todas estas películas —y la lista interminable de ejemplos que no cabría en este texto—, no son más que el reflejo del pensamiento o el desarrollo técnico y estético de una época. No por eso son malas o buenas, pero han quedado desfasadas con el correr de los años y difícilmente encajarían con los tiempos que corren, tal y como están hechas originalmente. La pregunta que se desprende es inevitable: ¿Cómo hacer, entonces, una buena adaptación de un clásico? Evidentemente, no hay una única respuesta, pero Mark Gatiss y Steven Moffat, creadores de la miniserie Drácula, hacen un arriesgado intento.

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BBC y Netflix se unieron para crear y distribuir Drácula, estrenada el pasado 4 de enero, que si bien es presentada como miniserie, por sus tres capítulos de hora y media y el ritmo de su narrativa, se asemeja más a una trilogía cinematográfica.

Sea como sea, lo que verdaderamente llamará la atención es la adaptación que se hizo sobre el texto de Bram Stocker de 1897. Gatiss y Moffat cambiaron al profesor Van Helsing por la hermana Van Helsing (sí, mujer, monja y aguerrida) que se atreve a decir cosas como “estoy, como muchas mujeres, atrapada en un matrimonio sin amor, manteniendo apariencias por el bien de tener un techo sobre mi cabeza”, cuando le preguntan sobre su relación con Dios.

También, queda evidenciada la bisexualidad de Drácula, quien tiene novias y novios no muertos, a los que mantiene encerrados en su castillo, devorándoselos poco a poco.

El dato: La filmación de la producción inició el 4 de marzo del año pasado y se desarrolló en locaciones eslovacas como el Castillo de Orava, y los poblados Banská Štiavnica y Zuberec; al igual que en los Estudios Bray, en Berkshire, Inglaterra.

Sin embargo, y éste es quizá el rasgo más llamativo, la última parte de la historia transcurrirá en el presente, entre drones, cámaras de video y conquistas a través de una aplicación móvil de citas online.

El vampiro más famoso de todos los tiempos, ahora más engreído y carismático que aterrador, regresa para consumirse en 280 caracteres, en formato de sticker y a la caza de matchs en Tinder.

Drácula

Creadores: David Arnold y Michael Price

Género: Drama / Terror

País: Reino Unido

Año: 2020

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