Perdí mi cuerpo, un bello reflejo de la dureza de la vida

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El ritual se repite cada 365 días. Los primeros meses de cada año se destacan por ser la época de los premios, nominaciones y polémicas del mundo cinematográfico. Los canales de televisión, radios y, ahora, las redes sociales se llenan de predicciones que culminan en inconformidades generalizadas o en los típicos “yo se los dije”.

La discusión sobre la hegemonía crítica, por otro lado, se va profundizando año con año. Si bien la producción de cine latinoamericano, oriental y de otras latitudes no tiene nada que envidiarles a las mega producciones de Hollywood, éste parece quedar olvidado ante el escenario avasallante de alfombras rojas y estatuillas doradas. La ausencia de mujeres cineastas nominadas, a su vez, se hace cada vez más evidente dentro de un círculo vicioso de jurados, directores e incentivos que, durante años, han servido casi exclusivamente al mundo masculino.

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Sin embargo, hay una fuerza potente que nos sigue atrayendo hacia estos eventos y los cines siguen aumentando sus ventas a medida que se acerca la gran noche de los Premios Oscar.

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Las producciones de streaming, no del todo bien vistas por algunos de los miembros más tradicionales de la Academia, han ido ganando espacio dentro de las distintas categorías de nominación y su presencia ya parece ser irreversible. Películas como El irlandés, Historia de un matrimonio y Los dos papas, han marcado el 2019 en materia cinematográfica, pero también hay nombres, no tan conocidos, que aparecen dentro de la lista de nominados y a los que, sin duda, vale la pena prestarles atención: Klaus, American factory y Al filo de la democracia. A esta lista también hay que sumarle Perdí mi cuerpo, filme de Netflix dirigido por Jérémy Clapin, que compite dentro de la categoría de Mejor Película Animada y es la única representante del cine de animación para adultos.

"Es un cuento de hadas urbano acerca del destino y la resiliencia; nos dice que para cambiar cosas debemos sorprendernos a nosotros mismos, atrevernos a hacer algo inusual y alejarnos del camino recto y estrecho”

Jérémy Clapin

Director

Perdí mi cuerpo cuenta tres líneas argumentales paralelas: la vida del joven Naoufel y su intento por salir adelante, la historia de él de niño y su apego a la grabación de sonidos y las aventuras de una mano, como en Los locos Addams, que se escapa para ir en busca de su dueño.

Clapin hace un especial hincapié en los sentidos. Por un lado, los recuerdos de la mano, que sólo puede evocar aquello que ha tocado. Por otro, la afición de Naoufel a registrar ruidos cotidianos, capturando en sus cintas un centenar de recuerdos traducidos al lenguaje auditivo, como una biblioteca sonora de su propia vida.

La belleza de la animación se contrapone con la rudeza de la vida. La vida de un joven cuyo pasado lo ha marcado para siempre y como ocurre con centenares de mujeres y hombres jóvenes en todo el mundo.

Perdí mi cuerpo es una apuesta por el realismo mágico y un espejo que refleja hasta el infinito a todos aquellos que, literal o figuradamente, están un poco rotos, ligeramente despedazados, buscando desesperadamente aquel fragmento que a veces ni siquiera saben que les falta.

Perdí mi cuerpo

Director: Jérémy Clapin

Guion: Jérémy Clapin y Guillaume Laurant

Género: Drama / romance

País: Francia

Año: 2019

Temas: