El director francés Bertrand Bonello -"Saint Laurent" (2014), "Nocturama" (2016)- se da a la tarea de recuperar la versión del zombie clásico, ese que obedece al vudú y que tiene como una de sus obras más representativas la película Zombie Blanco -protagonizada en 1932 por el legendario Béla Lugosi-, cuya trama que presenta a hombres convertidos en muertos vivientes para que laboren sin parar en una fábrica, se convierte aquí en el antecedente directo, para elaborar un inusual y llamativo paralelismo con el despertar juvenil y la confusión emocional que esto conlleva, a través de la relación que la joven estudiante de un colegio fundado por Napoleón, establece con una compañera haitiana que carga con una muy peculiar historia familiar.
Los saltos de tiempo, que van de ida y vuelta entre la mitad del siglo pasado y la actualidad, son parte de un casi hipnótico trayecto en donde los contrastes de luz y sombra, la parsimonia del ritmo que encuentra en la sutileza musical al cómplice ideal para generar la expectativa en los momentos indicados y las atmósferas melancólicas, que se nutren de una visión de la sexualidad como algo misterioso, empujan a la reflexión sobre el sentido ritual que permanece en la naturaleza humana y acompaña lo mundano, sustentada en una mustio discurso social sobre la libertad, que se refuerza con las exposiciones dentro de las aulas, convertidas en remansos de insípida pero lúcida cotidianidad.
Es una lástima que hacia su último tercio el relato se precipite, y cuando comienzan a llegar las revelaciones se diluya la propuesta estética, cayendo en innecesarios efectismos. Aun así, Zombie Child, que además cuenta con un reparto eficaz, empezando por la joven Louise Labeque —In Your Hands (2018), The Troubleshooter (2018)— quien se sostiene con firmeza en la contención emocional.
Angélica Vale festeja con Coco en la Plaza de Toros
Te puede interesar: Misión rescate, una película de héroes de acción y mafias
Es una obra sugestiva que va más allá del género en el que en primera instancia se le podría alinear. Se pasea por el terror, la fantasía y el drama, sin subestimar los códigos del concepto que le sirve como base, asumiéndolos para reinterpretarlos, encontrando momentos de lirismo irresistible dentro de una historia de magia e inquietante romanticismo.
Después de su paso por festivales como el de Sitges y el de Cannes, la película con poco más de hora y media de duración, no tuvo estreno en carteleras comerciales para nuestro país, y en plena contingencia sanitaria llega directo a la plataforma digital Cinépolis Klic. Una buena opción para quedarse en casa.
@jchavarria_cine
KR