En los 90, cuando en Hollywood se vivía un marcado afán de expiar algunas de sus culpas con respecto a sus formulas y a su discurso, “Harriet”, película sobre la vida y obra de la legendaria Harriet Tubman, quien escapó de la esclavitud para convertirse en una de las más grandes abolicionistas, hubiera sido más que celebrada.
Ahora, casi tres décadas después de aquella tendencia, apenas y recibió cierta atención en las entregas de premios de la industria estadounidense, pese a sus intermitentes políticas de inclusión que tantas discusiones han generado. Y es que debemos reconocer cierta razón en ello, pues se hubiera agradecido que la directora Kasi Lemmons —Talk to me (2007)—, arriesgara más en sus pretensiones y obedeciera menos a los convencionalismos.
Sin embargo, tiene algunos puntos clave a su favor, empezando por una corrección técnica innegable, además de la coyuntura histórica, que le otorga un valor agregado como parte de la necesaria continuidad en la búsqueda de consolidar modelos femeninos para el cine, y en este caso relacionados directamente con la lucha social.
En ese sentido, uno de sus grandes bastiones es la participación de Cynthia Erivo —nominada a los Globos de Oro por este trabajo— , quien haciéndose cargo del rol principal ofrece un desempeño equilibrado, matizando las posibilidades de una presencia fuerte y manteniendo sus motivaciones claras, pese a que el enfoque de la propuesta termine recargándose más en la naturaleza divina de las visiones que, eventualmente, tiene el personaje, a veces dejando en el aire lo que es capaz de conseguir por sí misma durante su primer escape y sus posteriores incursiones para rescatar a quienes como ella no conocían la libertad.
Otro de los aciertos de la película está en el establecer con claridad y en tan sólo un par de escenas el contexto de esclavitud de mediados del siglo XIX, justificando el protagonismo que de pronto reclama el apartado musical, que en varias secuencias sirve para fortalecer el desarrollo dramático y adquirir profundidad.
También destaca el detallado trabajo en el diseño de producción, la manufactura al estilo tradicional y el uso evocador de los escenarios, a través de planos abiertos, lo que le ponen a la altura del promedio de las películas de época.
Así pues, aunque prefieren quedarse sólo como una efectiva reproducción histórica, no se puede negar que “Harriet” es un acercamiento honesto y muy digerible a una figura de obligada revisión, y que muy poco había sido referida en la pantalla grande. Luego de su presentación en el festival de Toronto y su paso por la cartelera comercial internacional, llega a plataformas digitales como Cinepolis KLIC.
