El cine ruso llega a cuenta gotas al circuito comercial de nuestro país, y cuando lo hace suele ser a través de películas de género. Tal fue el caso de La novia (2017), una propuesta de terror realizada por Svyatoslav Podgaevskiy —también responsable de La sirena: La leyenda jamás contada (2018)—, bastante irregular, pero tan llamativa, que alcanzó para que lo nuevo del mismo director hoy llegue a la cartelera con “Baba yaga: terror en el bosque siniestro”, aunque el resultado sea prácticamente el mismo.
Aún así, aquí hay que reconocer la búsqueda de identidad a través del uso de la figura de Baba Yaga, que es como se le conoce a un ser habitante de las profundidades del bosque, dedicado a engañar y a robar niños, haciendo que sus padres se olviden de ellos, y con la que tendrán que verse las caras los integrantes de una familia recién llegada a un complejo urbano de recién construcción.
Sin embargo, las alegorías que acompañan a dicha leyenda surgida del folclor de los países eslavos, que van de criaturas híbrido entre ave y humano, a tétricas muñecas. Además de un horno destinado a ser herramienta del canibalismo, y el estambre como teatral conexión entre lo cotidiano y lo fantástico, quedan sólo en bosquejos dentro de una trama carente de cualquier rigor, que apunta a una fórmula gastada, llena de lugares comunes y clichés, como el del preadolescente que no soporta a su madrastra y al que su padre no le cree, la niñera manipuladora y hasta la niña con voz de ultratumba.
Destaca el cuidado del diseño de producción, además del uso de cierto minimalismo en el acabado visual que evita las atmósferas oscuras y apuesta por la fluidez de los movimientos de cámara, como forma de proyectar inquietud y a partir de ahí generar el miedo. Un recurso que engancha en principio, pero que luego sucumbe ante el nulo desarrollo de la tensión, entregando uno que otro sobresalto que no sorprende a nadie.
En realidad “Baba yaga: terror en el bosque siniestro” —por su título completo en español— tenía todos los elementos para ser una obra de terror sugestiva, con un universo fantástico propio ligado a su contexto, y en la envoltura no falla, pero se aferra a una estructura básica y lineamientos que obedecen a los convencionalismos de otro mercado, quedándose sólo como una simple curiosidad, medianamente entretenida para el gran público.
La cinta se estrena hoy en las salas de cine que han abierto de manera paulatina en algunos estados del país.