Para pasar el fin

“Queen & Slim: los fugitivos”: un romance para enfrentar el racismo

Es una road movie con evidentes similitudes a “Thelma y Louise”; las acciones de los protagonistas se convierten en el estandarte para las protestas de una comunidad que aún hoy ve como sus derechos siguen siendo pisoteados

“Queen & Slim: los fugitivos”
“Queen & Slim: los fugitivos” Especial

Por Jesús Chavarría/@jchavarria_cine

Sin duda, las relaciones románticas se pueden desarrollar en los escenarios más inesperados e incluso surgir bajo terribles circunstancias, tal y como sucede en “Queen & Slim: los fugitivos”, cuando el lamentable encuentro con un mal policía provoca que una pareja recorra en auto los Estados Unidos, en un intento por escapar de la intransigencia que suele acompañar a la ley cuando se trata de ciudadanos afroamericanos y la afrenta es contra un oficial blanco.

Si, “Queen & Slim: los fugitivos” es una road movie en toda la línea, con evidentes similitudes a ese vehículo de empoderamiento femenino y reflexión sobre la naturaleza de la amistad llamado “Thelma y Louise” (1991), que toma como base la historia de amor entre dos seres cuyas personalidades opuestas aparentemente les alejan, pero que encuentran la comunión cuando sus cicatrices emocionales detonan ante un hecho irremediable.

Es cierto que esta premisa no es precisamente novedosa; sin embargo, la diferencia está en que a la par del idilio salpicado de fatalidad que nos presenta, las acciones de los protagonistas, interpretados por Daniel Kaluuya —“Huye” (2017), “Black Panther” (2018)— y Jodie Turner-Smith, se convierten en el estandarte para las protestas de una comunidad que aún hoy ve como sus derechos siguen siendo pisoteados. Ellos terminan como involuntarios modelos a seguir.

La cinta es protagonizada por Daniel Kaluuya y Jodie Turner-Smith
La cinta es protagonizada por Daniel Kaluuya y Jodie Turner-Smith

Eso es precisamente lo que a Melina Matsoukas, directora más conocida por series de televisión y que aquí debuta para la pantalla grande, le permite desarrollar un discurso social comprometido en un ejercicio similar al que hiciera en su momento Oliver Stone con “Natural born killer” (1994), sólo que en este caso la exposición sobre el impacto del circo mediático —que además es mucho menos estridente—, en lugar de enfocarse a la forma en que nuestra cultura del espectáculo gusta de convertir a despiadados crimínales en monstruosas celebridades, da un vistazo a la necesidad de encontrar figuras que no únicamente representen la búsqueda de justicia social, sino que, de una forma u otra, la ejecuten y sirvan de inspiración.

Destaca como la conjunción de las secuencias de planos abiertos en la carretera, con otras más íntimas de las consabidas paradas en el camino, ya sea para cargar combustible o por necesidades de su proceso emocional, es de una naturalidad seductora, acompasada por composiciones que van del soul al hip-hop; dando pie a charlas sin desperdicio, que arrojan contundentes frases sobre los prejuicios y la estigmatización.

Composiciones que van del soul al hip-hop acompañan la cinta
Composiciones que van del soul al hip-hop acompañan la cinta

Es cierto que, al dejarse llevar por la fluidez musical, el ritmo llega a aplanarse, provocando que algunas escenas pierdan el empuje –amén de que la persecución de la que los personajes son objeto a veces apenas se percibe—, pero la estructura nunca se desdibuja y en el momento justo la maquinaria aprieta levemente el paso, para redondear un relato de amor desencantado, plagado de imágenes evocadoras, que muestra la complejidad de las situaciones en lo particular y cómo luego éstas hacen eco en un escenario lamentablemente muy cercano a nuestro entorno actual.

“Queen & Slim: los fugitivos” es una buena razón para, con las debidas medidas sanitarias y en las ciudades en donde ya se ha autorizado la reapertura, regresar a las salas de cine.

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