Disponible en Netflix

“Japón se hunde: 2020”, un inspirador y conmovedor terremoto de emociones

La propuesta visual ofrece un fuerte contraste que acentúa el poderoso discurso de optimismo; el director encuentra escenas de profunda humanidad

La serie muestra al país nipón en la catástrofe.
La serie muestra al país nipón en la catástrofe. Especial

Con la adaptación al anime de la novela de Sakyo Komatsu, en “Japón se hunde: 2020” Masaaki Yuasa, otrora perpetrador de llamativas propuestas como la más reciente versión de “Devilman Crybaby” y “Ping Pong The Animation”, e incluso de un episodio especial de la popular serie “Adventure Time”, enfrenta no sólo el reto de poner al día una historia que fue escrita en los 70 y que ya antes ha sido llevada al campo del cine y la televisión, sino también mantener a pesar de ello, el espíritu de arrojo característico de su estilo, mismo que le ha convertido en uno de los creativos del anime más provocadores de los últimos años.

No es de extrañarse que, dada su capacidad para darle la vuelta a los convencionalismos, decida recargarse en una de las dos líneas tradicionales de las producciones de desastre, dejando de lado a los gobernantes y científicos afanados en salvar al país del Sol Naciente de los estragos provocados por un devastador terremoto, para concentrarse en la travesía de sobrevivencia del ciudadano de a pie, y así reflexionar sobre la estructura familiar y la empatía en un contexto globalizado.

La identidad y la tradición ante la diversidad, además de las consecuencias de la inmediatez de la información que las nuevas tecnologías ofrecen y que van de la incertidumbre a la paranoia —no es gratuito que uno de los protagonistas sea un youtuber—, son parte de los planteamientos que aquí se desarrollan en situaciones que van a lo retorcido, dentro de un trayecto en donde la tragedia acecha a cada paso y la aparición de los prejuicios parece ser inevitable.

Por supuesto, el camino de autodescubrimiento y la pérdida abrupta de la inocencia son parte del sólido proceso de madurez de los personajes centrales: una adolescente que sueña con participar en los Juegos Olímpicos y un niño afecto a los videojuegos, ambos hijos de la unión entre un nipón y una filipina.

La propuesta visual ofrece un fuerte contraste entre lo explícito de algunas escenas de muerte y la ligereza evocadora de otras, para acentuar el poderoso discurso de optimismo que lo acompaña todo, tropezando sólo a veces debido lo apresurado de las transiciones emocionales y lo excesivamente conveniente de otras; amén de que llegan a extraviar el contexto de angustia de las circunstancias.

Sin embargo, cuando mantiene el equilibrio, el director encuentra escenas de profunda humanidad y otras más en donde da rienda suelta a su estilo frenético y sugestivo que deforma gestos y figuras.

Así pues, aunque “Japón se Hunde”, de Masaaki Yuasa, llega ser un tanto irregular en el desarrollo general, lo compensa con lo sugestivo de su concepto, lo conmovedor de la reflexión y lo inspirador de su mensaje. Consta de diez episodios y ya está disponible en Netflix.

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