Temen un cierre definitivo

Salón Los Ángeles y La Maraka, la tradición que busca sobrevivir a la pandemia

El Salón Los Ángeles lanzó una campaña de donación para poder mantenerse cerrado y pagar a sus empleados; La Maraka puede sostenerse hasta finales de año

Pachucos y rumberas en el aniversario número 80 del Salón Los Ángeles. Foto: Raúl Campos

Los trajes de pachuco, los vestidos brillantes, las zapatillas elegantes, las orquestas de música tropical y la pista de baile en la que todo asistente muestra sus mejores pasos han estado lejos del Salón Los Ángeles hace casi cuatro meses debido, a la pandemia de COVID-19; al igual que las mujeres con ombligueras y pantalones entallados, que cada viernes y sábado pulen la pista del salón La Maraka. Ambos recintos con décadas de historia ahora intentan sobrevivir, el primero a través de una campaña de donación que lanzó y el segundo con los ahorros que tiene para funcionar por lo menos lo que resta del año.

Estos casi cuatro meses no ha sido sencillo: han pagado la nómina de sus empleados íntegra, pero saben que si la inactividad en los salones continúa, su último recurso es cerrar definitivamente, vender o poner el espacio en renta para otro negocio y liquidar a sus trabajadores conforme a la ley; sin embargo están dispuestos a luchar por la permanencia de dos icónicos salones tradicionales de baile de la Ciudad de México.

“Desde el año pasado, en el aniversario 82 del salón, en agosto del año pasado, nosotros ya preveíamos que teníamos que hacer cambios, porque no correspondía la magnitud de la inversión —terrenos e instalaciones— con lo que se obtenía anualmente, que era prácticamente nada. Representaba una pérdida para la familia cada año, nos dimos como plazo un año para ver si salíamos o no, porque teníamos que proponer nuevas fórmulas”, explicó en entrevista con La Razón, Miguel Nieto, director del Salón Los Ángeles.

Celebración del aniversario 80 del Salón Los Ángeles

El Salón Los Ángeles, conocido también como la “catedral de la salsa”, había tenido buenos resultados en los primeros meses del año; sin embargo, la pandemia de COVID-19 interrumpió el proyecto de renovación y para enfrentar la crisis lanzó una campaña de donación para costear entre 250 mil y 300 mil pesos mensuales que requiere el recinto para pagar la nómina de sus 25 empleados, depositar parte de los préstamos que ha pedido y pagar impuestos.

“Este año iba bien, teníamos muchos eventos, renta del salón para locación de películas, teníamos los proyectos avanzando, pero la pandemia vino a interrumpir esta labor de promoción y de recuperación. La situación fue peor que antes, porque podíamos solventar la nómina, pero ahora con el salón cerrado y únicamente generando gastos era muy difícil salir, de tal manera que nos vimos obligados a lanzar esta campaña de aportaciones que pretende que sobrevivamos por lo menos hasta que podamos abrir”, señaló Nieto, quien lleva 48 años trabajando en este lugar.

Bailarines en el Salón Los Ángeles, en la celebración de su 80 aniversario

La campaña, a través de la cual el Salón Los Ángeles, ubicado en la colonia Guerrero, lanzó un SOS, ha tenido una buena respuesta, principalmente de los pachucos y rumberas asiduos al recinto.

“La respuesta ha sido muy buena, la primera aportación fue de un pachuco y de una rumbera que son asiduos al Salón Los Ángeles, dieron 10 mil pesos; la gente que asiste es la que tiene más entusiasmo y muchos amigos que hace mucho tiempo no teníamos contacto con ellos han estado aportando, lo cual nos da mucho gusto; incluso gente del extranjero”, señaló Miguel Nieto.

RENOVARSE O MORIR

Si bien la campaña para solventar gastos en lo que reabre sus puertas le permite en respiro al Salón Los Ángeles, Nieto está consciente que deben hallar formas de hacer sostenible el proyecto que ha sido testigo de la vida nocturna en la Ciudad de México, por ello, están realizando el diseño de un plan que contempla fundar una organización civil para fomentar cuestiones de salud, cultura y promoción de la economía popular en la Guerrero; y por otra parte, buscar socios y patrocinadores.

“Podemos tener una propuesta novedosa, por ejemplo, una parte del salón con una especie de show interactivo como lo hacen los museos, pero los nuestros serían relacionados con la música que más se toca aquí y con cuestiones de cultura nacional, ésa es una fórmula que requiere mucha inversión, pero creemos que es factible, que tiene una serie de ventajas, pues puede operar todo el día, también el uso del salón en el día para reuniones de todo tipo, para asambleas, reuniones de ventas, motivación para vendedores, de autoayuda. Estamos elaborando el proyecto y cuando esté buscaremos a quien le interesa”, aseguró.

Exterior del Salón Los Ángeles

Tampoco descartan los conciertos virtuales, aunque saben que no dejarán muchas ganancias, pues existe un auge de espectáculos en este formato y la mayoría son gratuitos.

“Sí consideramos los conciertos virtuales, tenemos pensado hacer alguno, no podemos anunciarlo porque todavía, no está amarrado, pero posiblemente esté Omara Portuondo desde Cuba y algún otro artista de Nueva York y una orquesta que esté tocando aquí. Desafortunadamente para nosotros hay muchas cosas en Internet que son gratis”
Miguel Nieto,<br>​trabajador del Salón Los Ángeles

Estás son algunas de las opciones que tienen en mente para sobrevivir, pues de no ser así, el último recurso es el cierre definitivo. “Tenemos qué ver por dónde generar recursos, pero no es sólo ver solamente el asunto financiero porque si fuera así lo que haríamos sería cerrar y construir un edificio, el caso es que esta idea implica cerrar el salón, enterar 80 años de promoción de muchas cosas”, expresó Nieto.

En el Salón Los Ángeles han desfilado personalidades como el reconocido director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, la bailarina mexicana Elisa Carrillo, el escritor colombiano Gabriel García Márquez, los cubanos Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, hasta los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, y los escritores Carlos Monsiváis y Carlos Fuentes, pues bien sabido que “quien no conoce Los Ángeles, no conoce México”.

La cantante y senadora Susana Harp, en la Catedral de la Salsa

También este salón ha servido como set de filmación, ahí se rodaron cintas como “Una gallega bailando mambo”, protagonizada por Joaquín Pardavé y Silvia Pinal; “Bailar para vivir”, estelarizada por María Rojo; “Modelo antiguo” y “Cantinflas”, la película. Además, se han grabado los videoclips, “La rubia y el demonio”, de Panteón Rococó; y “El microbito”, de Fobia.

El cantante y director de cine Sergio Arau, en el Salón Los Ángeles

LA MARAKA PUEDE SOBREVIVIR HASTA FIN DE AÑO

La Maraka tiene 65 años de historia, primero fue Salón Maxime, luego Salón Margó hasta convertirse en el también conocido como el Palacio de la Salsa. Ubicado en la colonia Narvarte, es uno de los pocos sitios de la CDMX que preserva la cultura salsera.

Así se vivía el ambiente en el salón La Maraka.

Durante los casi cuatro meses que ha estado cerrado ha podido pagar la nómina de sus trabajadores, seis administrativos y 20 meseros, pero no ha sido fácil pues desde antes del cierre oficial de los recintos, el pasado 20 de abril, ya registraban una menor afluencia de personas.

“Desde antes de que empezara el encierro la gente ya estaba con miedo, nosotros dejamos de abrir las puertas cuando fue oficial, pero los dos últimos fines de semana ya bajó muchísimo afluencia. No podemos hacer renta de instalaciones ni de mobiliario, lo único que pudimos hacer fue mover con los conocidos las cervezas que teníamos guardadas cuando hubo desabasto, pero a partir de eso no hubo nada y tenemos refrescos caducados, la despensa que teníamos guardada también”, compartió.

Gracias a las buenas finanzas en que se encuentra ha podido aprovechar este tiempo para realizar remodelaciones con el fin de ofrecer un mejor servicio cuando vuelva a reabrir.

Laura León, durante una presentación en el Palacio de la Salsa.

“Mientras está cerrado nos hemos dado tiempo de arreglar los baños, ya cambiamos los azulejos, los lineamientos de protección civil han cambiado y hemos trabajado en eso, en remodelación de instalaciones, se arregló la pista de baile, se rebarnizó toda la entrada; hubo una lluvia muy fuerte hace tres semanas se nos metió el agua y tuvimos que cambiar todo el piso, se nos dañó el techo, estamos tratando de tenerlo lo mejor posible para cuando se pueda reabrir dar el mejor servicio”, declaró a La Razón, Ernesto García, nieto del dueño de La Maraka.

Si bien, La Maraka puede resistir hasta finales de este año, sólo manteniendo al personal administrativo, a García y a su abuelo les preocupan quienes viven de la reapertura del salón, de la que dependen cerca de 50 familias, entre ellas las de 10 maestros de baile que daban clases de lunes a sábado en el salón.

“Una ventaja que tiene el salón es que no se paga renta, entonces por eso no nos han comido mucho los gastos, el salón siempre ha sido muy bien organizado, entonces hemos podido sobrevivir. Son más de 50 familias que dependen de la apertura del salón, que viven de esto, por ese lado sí está complicado.

Ha sido duro porque queremos que la gente que trabaja con nosotros siga, la mayoría tiene más de 10 años trabajando, el gerente lleva 35, el contador 32, el ingeniero de audio, 30; hasta el personal del baño lleva más de 15 años con nosotros; hemos hecho una familia muy linda, muy unida, todos han estado al pie del cañón, apoyando con lo que se puede; no nos queda más que soportar”, señaló.

ALISTAN REAPERTURA

Para cuando se les autorice reabrir, La Maraka se alista con la adquisición de termómetros para revisar la temperatura de los asistentes, con gel antibaterial y también contempla abrir sus cuatro pistas —normalmente usa sólo una— para que quienes asistan tengan mayor espacio en este lugar que tiene un aforo para mil 700 personas.

“Desde tener el menú de consumo con el código de barras que puedes ver desde el celular, hasta los termómetros listos, gel disponible y que el personal tenga mascarilla y careta es lo que estamos contemplando”, aseguró García.

Sin embargo, aún les causa incertidumbre cuáles serán las medidas para lugares como este salón en el que el principal atractivo es el baile y en consecuencia el contacto físico entre quienes pulen la pista.

“Entiendo por qué lugares como el nuestro serán los últimos en abrir porque la gente va a bailar, no los puedo tener sentados y prohibir el baile, sí hay contacto físico. No podemos poner mamparas para dividir a la gente, no puedo rociarles nada mientras están bailando; habrá que meterle más coco a la limpieza del salón con químicos pertinentes, pero para el contacto entre la gente está complicado; tenemos cuatro pistas de baile, normalmente solamente abrimos la grande, pero sí podemos darnos el lujo de separar y mantener una distancia sana entre la gente usando las cuatro”, detalló.

LA ÚLTIMA SALIDA, EL CIERRE DEFINITIVO

Ernesto García está consciente que si la situación se agrava, la última opción que tiene la familia es ya no volver a abrir de manera definitiva; sin embargo, espera no llegar a este punto.

“Hasta septiembre sí podemos soportar, hasta octubre también, ya una vez que como dice mi abuelo, que tengamos los dedos entre las puertas sí veríamos qué podríamos hacer. Alguna vez nos ofrecieron rentar el salón para un negocio de autopartes, en el peor de los casos sí se podría cerrar para la renta del espacio para otro negocio, pero la verdad es que sí tenemos previsto hasta todo este año soportar y hacer el esfuerzo de tener el salón aun mejor que como estaba para cuando pueda reiniciar”, declaró.

En La Maraka Celia Cruz presentó su último disco un mes antes de fallecer y el llamado “Papá de la Salsa”, Frankie Ruiz, puso a bailar a los asistentes de este salón tres meses antes de morir. También han desfilado Tito Puente y Grupo Niche. Además, en su tiempo fue escenario de varias películas de ficheras.

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