Disponible en Cinépolis Klic

"Los Grizzlies": una alentadora y sorpresiva historia real

La cinta está repleta de emotividad y tiene un mensaje lúcido; relata cómo el profesor Russ Sheppard saca, a través del lacrosse,a jóvenes inuit de la apatía

Imagen promocional de la cinta.
Imagen promocional de la cinta. Foto: Especial

La belleza inhóspita de los parajes helados del ártico, que a ojos del extranjero y en primera instancia suelen ser seductores cuando se combinan con el desencanto y el abandono, que calan tanto como el frío más despiadado, rápidamente puede convertirse en un fuerte puñetazo en el rostro, tal y como lo comprueba en “Los Grizzlies” el profesor iniciante Russ Sheppard, quien llega como parte de los docentes temporales, que poco o nada consiguen en su intento por dar clases a jóvenes inuit que se debaten entre la necesidad, el alcoholismo y la más profunda apatía, lo que en diversas ocasiones les lleva al suicidio.

A su favor no tiene más que el candor propio del que desconoce la situación y el interés por hacer las cosas bien; además, claro, de su amor por el lacrosse, deporte que aquí habrá de convertirse en su mejor herramienta al intentar ayudar a sus alumnos.

Dicho de esta manera, pudiera pensarse que “Los Grizzlies” es la clásica película superacional que retoma un hecho real, y así es; de entrada, a eso obedece esta producción en cuanto a estructura se refiere.

Sin embargo hay algo más que se convierte en su principal virtud y es que la directora Miranda de Pencier —“Throag Song” (2011)— no sólo desarrolla a medida y con soltura cada uno de los lineamientos de la receta, evitando los excesos lacrimógenos y las salidas manipuladoras, sino que los pone al servicio de un discurso profundo acerca de la reconstrucción de la autoestima —a partir de los hechos aparentemente simples—, al mismo tiempo que, con precisión, lo va ligando a los rasgos que definen el contexto donde los nativos sobreviven, aferrándose apenas a los últimos resquicios de dignidad que les exige la tradición ultrajada por “el hombre blanco”.

Aquí las acostumbradas secuencias que muestran cómo los protagonistas se encuentran a regañadientes con las posibilidades de la ya mencionada práctica deportiva y redundan en el descubrimiento del trabajo en equipo, el valor de ser parte de una comunidad y los lazos cómo familia —mismas que transcurren con ligereza y sin traicionar el sentido del drama—, sirven para arrojar pequeñas metáforas y guiños culturales, además de exponer la importancia de este tipo de actividades, que otorgan pequeños grandes a triunfos y pueden llegar a ser claves a la hora de recuperar la autoestima ante el desamparo social y emocional.

Sí, “Los Grizzlies” es una película canadiense que ajusta un hecho real dentro de una fórmula más que conocida, pero se reivindica a través de la misma, para convertirse en una agradable sorpresa. Se hubiera agradecido fuera un poco más arriesgada, pero no le falta compromiso, está llena de emotividad en su trayecto, y de lucidez en su mensaje. Es parte de la selección de la semana del cine canadiense, disponible en Cinépolis Klic.

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