Roberto Gómez Bolaños marcó un hito en la historia del entretenimiento nacional y la cultura popular hace 50 años, con la primera emisión de “Chespirito", en el entonces Canal 8 de la Televisión Independiente de México. Lo que 1968 había iniciado como el sketch “Los supergenios de la mesa cuadrada”, pronto se convirtió en un fenómeno que trascendió las fronteras del país y que a la fecha es parte importante del imaginario latinoamericano, pues, de acuerdo con expertos consultados por La Razón, su comedia legitimizó entre los televidentes la condición social de las clases populares.
Fue a través de personajes icónicos como el Doctor Chapatín, El Chanfle, el Ciudadano Gómez, El Chómpiras, El Chapulín Colorado y El Chavo —estos dos últimos posteriormente se convirtieron en programas individuales—, que Chespirito hizo un fiel retrato de los estratos bajos de la sociedad, lo cual le permitió generar un gran sentido de empatía entre los espectadores.
“Gómez Bolaños fue un genio, pues logró retratar a la sociedad con gran verosimilitud: por ejemplo, en el Chavo vemos la ausencia de paternidad, a la madre soltera y la familia disfuncional; el niño obeso del que todos se burlan y la persona presuntuosa y clasista… en cada familia hay una Doña Florinda y por ello hasta las nuevas generaciones se identifican con eso”, detalló Francisco Bedolla, doctor en filosofía política.
Por su parte, Raúl Flores, sociólogo de la UNAM, destacó al Profesor Jirafales y al Doctor Chapatín como una representación del líder moral de las comunidades y definió al Chapulín colorado como el héroe que, pese a su torpeza y falta de habilidad, salva a la gente de la desgracia cotidiana, “lo cual le garantiza el reconocimiento”.
Sin embargo, señaló que gracias a que los sketches eran de fácil comprensión, tenían un tono ligero y su comedia era desparpajada, los televidentes pudieron reírse de su condición social y ver la pobreza como algo natural.
“Los personajes de Chespirito sirvieron para generar imaginarios de aceptación entre la audiencia, incluso burlarse de su desgracia. El programa y los productos subsecuentes le dejaron claro a la población que su condición de pobreza era algo natural; nunca plantea un cuestionamiento acerca del por qué se vive así o si se puede mejorar, sino que sólo incluye elementos aspiracionales, pero que no son antisistémicos y que revalidan la situación marginal”, explicó.
El especialista pone de ejemplo a El Chómpiras y El Botija, de Los Caquitos, un par de rateros que, antes de “reformarse” en la etapa final de la serie, eran vistos por como ladrones “verdaderos y de oficio”.
“Los Caquitos representan a estos que tratan de robar recursos para sobrevivir y que no usan la violencia, algo que se decía en esos tiempos que hacían los verdaderos ladrones. Son tan absurdos, y torpes, que muestran el crimen como una práctica sin un impacto negativo en el colectivo social, pues sólo le hurtaban a los estratos sociales altos”, apuntó.
Por ello, Flores aseguró que, gracias al profundo conocimiento que el comediante tuvo de la cotidianidad mexicana, logró normalizar, en su coyuntura histórica, la idea de que la situación social no podía cambiar ni ser diferente. “Acotó mucho la iniciativa de reflexión intelectual", dijo.
En 1993 se realizó la grabación de los episodios finales de “El Chavo” y “El Chapulín Colorado”. Además, Gómez Bolaños decidió suspender Chespirito pues consideró que ese humor ya no estaba teniendo éxito, por lo que emprendió dos nuevos proyectos: “Con Humor” y “Buenas Noticias”, los cuales no tuvieron el éxito esperado.
El principio del fin
Raúl Flores detalló que, a partir de la década de los años 80, “con los procesos estructuradores de corte neoliberal”, entre la sociedad comenzó a gestarse una nueva ideología que comenzó a cuestionar los comportamientos y situaciones planteadas en los sketches de “Chespirito”, invalidándolos con el tiempo.
En 1995, El comediante retomó “Chespirito”, pero tras la salida del proyecto de Édgar Vivar (Señor Barriga y Ñoño, entre otros) por problemas de salud, se decidió que sólo se transmitieran episodios recientes, hasta que el 25 de septiembre sale finalmente del aire.
“Su función social legitimadora perdió sentido: muchos de los comportamientos que se plantean ahí actualmente son cuestionados, duramente criticados y contrarios a las convenciones actuales. Por ello hay gente que lo ve ahora, principalmente los menores a 30 años, y dicen que es absurdo. Por eso salió del aire… y por los pleitos entre Chespirito y los demás actores”, finalizó Flores.