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“Las Brujas”: un alarde visual que no llega a la sombra de su predecesora

El filme protagonizado por Anne Hathaway subestima al público infantil y despoja a la obra original de su aire retorcido; entretiene, pero es genérica y olvidable

Anne Hathaway en "Las brujas"
Anne Hathaway en "Las brujas" Foto: Especial

En la producción están los mexicanos Alfonso Cuarón –“Hijos del hombre” (2006), “Roma” (2018)— y Guillermo del Toro —“El Espinazo del Diablo” (2001), “La forma del agua” (2017)—, este último también colaborando en el guion. Para la dirección cuenta con el célebre Robert Zemeckis, ni más ni menos que el responsable de la emblemática saga de “Volver al futuro” y de la entrañable “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (1988). En el papel de la villana va la talentosa Anne Hathaway, cuya trayectoria luce películas como “El Diablo viste a la moda” (2006) y “Los miserables” (2012).

Sin duda parece una fórmula ganadora, ideal para que la nueva adaptación a la pantalla grande de “Las Brujas”, relato del entrañable relato del escritor inglés Rolad Dalh —“Charlie y la fábrica de chocolate” (1964), “Matilda” (1988)—, se ponga a la altura de su predecesora de los 90. Sin embargo, algo falla en el camino.

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Parece increíble que en estos tiempos la apuesta por el uso de los efectos digitales se quede sólo en un alarde visual para subestimar al público infantil, despojando a la obra original de ese aire retorcido que le acercaba a los cuentos de hadas en el sentido más tradicional y que servía para evitar caer en la frivolidad a la hora de desarrollar el mensaje detrás de la historia de un niño —aquí ubicada en la Alabama de los 60s— que termina convertido en roedor, tras su fallido intento por evitar enfrentarse a las brujas; la cual además, en su momento, reinventó el concepto que se tenia de estas ultimas.

A esto hay que agregar que las peripecias de los protagonistas nunca llegan a explotar del todo, debido a lo poco que se desarrollan los puntos de tensión, debilitando la inquietud y la sorpresa de las insólitas situaciones. En realidad, la enrarecida interpretación de la magia, que podría darle identidad a todo el asunto, sólo se asoma tibiamente en las anécdotas que cuenta la abuela del protagonista.

Por supuesto, se agradece la agilidad con la que todo sucede y el nivel de autoparodia al que se encamina con convicción la ya mencionada Anne Hathaway; pero, al final, esta nueva “Las Brujas”, termina en un producto artificioso, entretenido si, pero genérico y olvidable.

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