El bolero se agrieta con la muerte de Armando Manzanero Canché (Mérida, Yucatán, 7 de diciembre, 1935-Ciudad de México, 28 de diciembre, 2020): genial compositor e intérprete, hijo del trovador yucateco Santiago Manzanero —fundador de la popular orquesta típica Yucalpetén— de quien heredó su gusto y pasión por la música.
El bolero está lacerado capitalmente, el autor de “Adoro”, heredero cardinal de la tradición de la canción yucateca: el devoto de Guty Cárdenas y continuador de la faena de Pepe Domínguez y Pastor Cervera, ha dejado en orfandad a su piano y los compases se han enmudecidos ante el desasosiego de los enamorados del mundo. Otra vez el Covid-19 y sus estragos.
Bolero, es decir: amor, celos y engaños porque amor quiere decir bolero. ‘Te quiero’, ‘olvídame’ y ‘escúchame, mi amor’: Manzanero sabía muy bien el sentido de esas expresiones: “Contigo aprendí, /que existen nuevas y mejores emociones / contigo aprendí / a conocer un mundo nuevo de ilusiones...”: el ensueño, esa esperanza cuando el amante dice te quiero concretada en el abrazo y hecha verdad en el beso. El bolero canturrea, susurra al oído, fabula historias de amores, trama deseos, canta al olvido y le pregunta al corazón: Manzanero lo sabía muy bien.
A los diez años comienza a estudiar música y a los doce ya se ganaba la vida como pianista de revistas musicales y de circos errantes que iban de pueblo en pueblo. Debuta como instrumentista del centro musical Los Tulipanes en su ciudad natal en 1951. En 1957 se traslada a la Ciudad de México y consigue trabajo en el bar Candilejas acompañando a emblemáticas figuras de la canción (Luis Demetrio, Carmela Rey/ Rafael Vázquez...). Ya traía en los bolsillos los temas “Nunca en el mundo” y “Llorando estoy”. Año 1958: “Voy a apagar la luz”, primera composición que le graba el chileno Lucho Gatiga, quien estaba en su esplendor como vocalista.
Facultades sobresalientes de pianista le permiten realizar giras fuera de México como concertino acompañante de Lucho Gatica, Daniel Riolobos y Angélica María. Año de consagración, 1966: “Adoro”, pieza que le allanó definidamente los caminos del éxito. 1967: Carlos Lico impone en las victrolas “No” (“No, porque tus errores me tienen cansado / Porque en nuestras vidas ya todo ha pasado / Porque no me has dado ni un poco de ti // No, porque con tus besos no encuentro dulzura / Porque tus reproches me dan amargura / Porque no sentimos lo mismo que ayer...”): el hijo del trovador Santiago Manzanero se convierte en la mayor revelación de la canción romántica de América.
“Parece que fue ayer”, “Te extraño”, “Cuando estoy contigo”, “Esta tarde vi llover”, “Somos novios”...: números con tonalidades del estilo balada; pero, con acompasados reflujos del bolero antillano (Cuba, Puerto Rico...). Angélica María, Pedro Vargas, Olga Guillot, Marco Antonio Muñiz, Roberto Ledesma, Carlos Lico, Lucho Gatica y otros vocalistas se encargan de popularizarlas por Cuba, Puerto Rico, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Costa Rica. Dos boleros se transforman en ‘himnos románticos’: “Esta tarde vi llover” y “Contigo aprendí”. Historias cotidianas relatadas de una manera muy especial con imágenes poéticas que acaparan la atención de los seducidos (“Esta tarde vi llover, / vi gente correr, y no estabas tú. / La otra noche vi brillar un lucero azul / y no estabas tú...”).
Desde el álbum A mi amor... con amor (1968), éxito rotundo a nivel internacional, junto con las triunfales grabaciones de Carlos Lico (“Aquel señor”, “Cuando estoy contigo”...), Manzanero desplegó una cualidad sui generis al pie de su piano con un desbordado romanticismo que cala hondo en los sentimientos de los acechados por el amor. Perry Como, Elvis Presley, Pedro Vargas, Fernando Fernández, Lucho Gatica, Roberto Carlos, Elena Burke, José José, Eugenia León y María Medina, entre otros vocalistas, han llevado sus composiciones a grandes recintos internacionales.
“Creo que será muy difícil superar las canciones que me regalaron los primeros triunfos: las generaciones de hoy han desdeñado el romanticismo: ha cambiado la forma de manifestar el amor. Yo sigo componiendo con el mismo énfasis sentimental, sé que muchas parejas han consolidado sus afectos con mis piezas y así lo haré siempre”, manifestó en cierta ocasión el autor de “Como yo te amé”.
Entre los nuevos temas de los últimos años destacan “Estúpido”, “Soy lo peor”, “Alguien”, “Mi problema”, “En ese otoño”... Con su forma de ser, sencilla y cordial se ganó el cariño de millones de admiradores que hoy ponen sus discos y se regodean en la nostalgia de su ausencia. Recibió Discos de Oro en Hollywood, un Grammy por “Somos novios”, varios Calendarios Aztecas, Premio a la Mejor Canción en el Festival de Tokio, Medalla Guty Cárdenas de Mérida... En los años 90 del siglo pasado tres composiciones suyas con novedosos arreglos orquestales, alcanzaron extraordinaria popularidad vocalizadas por Luis Miguel: “Te extraño”, “No sé tú” y “Cómo imaginar”.
Legado de más de 600 tonadas, de las cuales más de 50 han alcanzado fama internacional. El bolero está golpeado en su centro, en su médula, en su esencia: ha muerto Armando Manzanero. Hay un piano solitario que busca el registro de dos manos que lo acariciaron por más de 70 años. El bolero: historia de un amor. En el principio fue la voz que dejó su huella en las palabras para que Armando Manzanero las convirtiera en boleros: cantos del deseo, lágrimas, juramentos amorosos y sed insaciable: “Como yo te amé / jamás te lo podrás imaginar / pues fue una hermosa / forma de sentir, / de vivir, de morir / y a tu sombra seguir / así yo te amé”: dixit Manzanero. Amén.
- El dato: En 2014, el yucateco se convirtió en el primer mexicano en recibir el Grammy Honorífico por Trayectoria. El último homenaje que recibió fue este 2020, en los Latin Billboard.