En cines de Morelia y Oaxaca

Bacurau, un retrato cínico de los sistemas políticos abusivos

La película se alzó con el Premio del Jurado en Cannes; hacer una irónica declaración de tintes antropológicos acerca de la dignidad de la sublevación

Los protagonistas de la película, en un fotograma de la producción. Foto: Especial

Con una evidente mezcla de géneros, en Bacurau —filme disponible en cines abiertos del país, como en Morelia y Oaxaca— el concepto de futuro cercano es llevado al extremo para acentuar el estado de anacronismo al que parecen estar condenadas las pequeñas comunidades marginadas por las grandes urbes y, al mismo tiempo, reivindicarle como su principal fortaleza a la hora de enfrentar la amenaza del olvido, convirtiéndole además en una misteriosa y despiadada herramienta para alcanzar la revancha ante la representación más cínica de un sistema político que normaliza el abuso y que sólo les arroja sobras cada que necesita de ellos para mantenerse en la cúpula de poder, por más pequeña que ésta sea.

La trama transita sin problemas por el thriller, teniendo como escenarios parajes que parecieran extenderse interminables, estirando los puntos de tensión con base en miradas y reacciones contenidas, para alimentar la zozobra que genera lo desconcertante de una amenaza representada por el extranjero y casi profano, y la creciente promesa de violencia que se da a cuentagotas, hasta llegar al momento climático en que luego de un tenso preludio apuntalado por guiños a tradiciones como la capoeira, explota sin reparos rayando en el gore, al estilo de los westerns místicos crepusculares reinventados por películas como El Topo, de Alejandro del Jodorowsky, y, sobre todo, su continuación en cómic ilustrada por el mexicano José Ladrönn, Los Hijos del Topo.

Esto, aunado a lo llamativo de los atrevimientos del universo ecléctico que plantean los realizadores Kleber Mendonça Filho —Aquarius (2016)— y Juliano Dornelles, donde el uso de tabletas, celulares y otros dispositivos electrónicos en un pueblo que apenas se extiende a un par de calles polvorientas y sin pavimento, combinándose con pequeñas alegorías y rituales, así como con metáforas más simples —féretros, fosas, armas antiguas y mapas escolares—, nos hablan de la muerte como una constante y un recordatorio del derecho a sobrevivir, incluso cuando la parafernalia tecnológica te niega hasta el nombre.

En contraste, la exposición de las circunstancias y las motivaciones de algunos personajes quedan un tanto en el aire, por lo cual el relato llega a perder el paso, pero es el desarrollo en conjunto de los mismos lo que le sostiene hasta el final esta producción brasileña, que ha recorrido diversos festivales como Cannes, en donde se hizo con el Premio del Jurado (ex aequo), y el Sitges Film Festival, que le valió entre otros reconocimientos, el de Mejor Dirección.

Bacurau es una sórdida extravagancia que entre lo mundano y lo ritual, bordea en lo insólito, para hacer una irónica declaración de tintes antropológicos acerca de la dignidad de la sublevación.

  • Director: Kleber Mendonça Filho
  • Género: Ciencia Ficción
  • País: Braisl
  • Año: 2019
  • El dato: La producción es la segunda película brasileña de la historia en ser laureada en el Festival de Cannes, después de El pagador de promesas (1962), dirigida por Anselmo Duarte.
Temas: