Estreno en cines con semáforo naranja o amarillo

“Presencias malditas”, una película coreana más allá del terror

"Presencias malditas" sigue los pasos de una joven cineasta que decide investigar la verdad detrás del trabajo de un grupo de estudiantes de cine

"Presencias malditas", una cinta coreana que llega a las pocas salas de cine del país que siguen abiertas.
"Presencias malditas", una cinta coreana que llega a las pocas salas de cine del país que siguen abiertas. Foto: Especial

Mucho se ha hablado y en algunos hasta explorado acerca de las posibilidades del cine como una arma, tomando en cuenta el campo de acción que ofrece la voluntaria apertura con la que llega el asistente a una sala, y los alcances que pueden tener las imágenes que surgen de la pantalla.

Una propuesta que aprovecha con ironía y eficacia tal concepto dentro de la ficción es la inquietante “Quemaduras de Cigarro” (2005) de John Carpenter, la cual forma parte de la antología “Master of Horror” y trata de un coleccionista y su obsesión por encontrar un filme que causara reacciones violentas en los asistentes, durante su proyección en el festival de Sitges.

Algo muy similar es lo que nos encontramos en “Presencias Malditas”, del director Kim Jin-won. Una producción coreana que sigue los pasos de una joven cineasta que al estar estancada en el desarrollo de su siguiente proyecto, decide investigar la verdad detrás del trabajo de un grupo de estudiantes de cine, cuya realización se dice fue tan siniestra, y el resultado tan aterrado, que se prohibió cualquier exhibición.

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El otrora responsable de “The Butcher” (2017) acierta desde un inicio al plantear con sutileza las tres líneas por las que transita el relato, el de la leyenda urbana y su lado real; el de la historia de quien en realidad dirigiera la terrible pieza fílmica en cuestión, así como los efectos que estos descubrimientos van provocando en la chica, la cual llama la atención que no obedece a los arquetipos. Ella no es una víctima que huya de la situación, si no que va al encuentro de la misma, impulsada por la necesidad de superar su bloqueo creativo, pero también por un espíritu voyerista, yendo y viniendo entre ser observadora y protagonista, despertando en el espectador sentimientos encontrados de empatía y de rechazo.

Y es que aquí, a diferencia del filme de Carpenter, el ejercicio de una película de terror dentro de otra cinta de terror es mucho más evidente y seductor al internarse en el tras bambalinas y utilizarlo como uno de los detonadores del miedo; pero también inconsistente en su desarrollo al recargarse de más en las escenas oscuras haciendo que algunas secuencias pasen de lo sugestivo a lo tedioso.

El uso en cambio de segmentos al estilo de found footage le otorga un fuerte carga orgánica que encuentra fuerza en el contraste con lo estilizado —y a veces elegante— del acabado general, impulsando los sobresaltos hasta llegar a un retorcida conclusión que aunque no es tan perturbadora como pretende, genera la suficiente inquietud para ponerse por encima del promedio dentro del género y de paso hacer siniestros planteamientos con respecto a quien se pone detrás de una cámara. Razones por las cuales, “Presencias Malditas” valen más la pena de lo que su título en español indica y que nada tiene que ver con el original.

“Presencias Malditas” está disponible en estados de México que se encuentran en semáforo epidemiológico naranja o amarillo, como Nuevo León, Sonora y Michoacán.

AG

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