Tras lo pretencioso de las acciones del personaje que aparece en la secuencia inicial —sin duda el más artificioso y menos logrado—, que apenas se sostiene ante lo repetitivo de su desarrollo, gracias al uso a veces efectista de la música, la película “Mañana me muero” se convierte en un ejemplo de cómo tejer una trama perturbadora y sugestiva a partir de elementos básicos, cómo hacer consciente lo usualmente implícito, vistiendo lo cotidiano con la soledad de la existencia y dando rienda suelta a la impotencia ante lo inevitable.
Es alrededor del peso que pueden tener un par de simples palabras aparentemente dichas sin fundamento, pero con todo el convencimiento y en el momento adecuado, que se retuercen las vidas de un puñado de personas haciendo eco en situaciones que van de lo incómodo y lo extravagante, a lo escabroso y lo retorcido, sin evitar bordear levemente el terreno de la comedia cuando es necesario.
“Mañana me muero”, un estreno de Cinépolis Klic
Una chica presa de la ansiedad que se pierde en sí misma, además de que asegura que habrá de morir al siguiente día; una mujer que termina visitando a su hermano, cuya esposa está festejando su cumpleaños y con la que se lleva terrible; un hombre con un padre moribundo y su novia que habrá de tomar una inesperada decisión, son parte de este mosaico de almas a las que les basta un simple empujón, para que se vean arrastradas en una especie de efecto dominó emocional, que se precipita con alevosa cautela.
Se trata de un thriller sicológico de atmósferas opresivas, cuya mejor herramienta visual es lo furtivo y elegante de los encuadres que se enfocan en la corporalidad de los protagonistas y en el que contrario a lo que se acostumbra, lo que genera el miedo no es la incertidumbre, sino la certeza de lo que se dice que va a suceder y que se transmite casi como una enfermedad.
Es sólo cierta insistencia en que la protagonista suelte frases de supuesta lucidez desencantada pero vacía, lo que provoca los tropiezos en el relato; sin embargo, el ejercicio de espíritu independiente, resulta más que interesante, poco convencional, y desconcertante en sus pasajes más intensos, que es cuando logra penetrar profundo en la mente del espectador.
“Mañana me muero” es una producción estadounidense, dirigida por Amy Seimetz —Atlanta, serie de Tv—, que luego de su paso por Festivales como el de Sitges, en donde se hizo con el Premio Jurado Carnet Jove a la Mejor Película, llega a plataformas digitales, entre ellas Cinépolis Klic.
AG