Tan sólo 40 minutos le bastan a la directora Hannah Olson —“Baby God” (2020)—, para poder retratar con detalle en “El último crucero” lo sucedido al interior del navío de lujo Diamond Princess, que por desgracia se habría de replicar por todo el mundo durante la pandemia que aún hoy sigue causando estragos.
Todo está incluido, desde la imprudencia resultado de la desinformación, pasando por la falta de protocolos y la nula o errónea aplicación de los mismos cuando ya existían, hasta el clasismo que se hizo presente cuál si aún estuviéramos en la época del Titanic, haciendo diferencia entre las condiciones que vivieron los pasajeros y los tripulantes.
La desesperada situación se dio a principios de la alerta por COVID-19 en enero de 2020, cuando al darse los primeros indicios de la enfermedad, la embarcación fue detenida y puesta en cuarentena en las costas de Japón, llegando a convertirse con el paso de los días en el segundo punto con mayor cantidad de contagios después de China, alcanzando la mitad de los casos registrados hasta ese momento en dicho país.
El documental da testimonio a través de un armado preciso de las grabaciones realizadas con celulares por aquellos que vivieron los hechos, aludiendo en el ritmo a la inmediatez de las redes sociales, con un sentido dramático que por momentos nos recuerda al cine de desastre, pero lo suficientemente calculado para lograr pasar del ambiente festivo de lo que de inicio era un viaje de placer, a la incertidumbre y desesperación en la que este habría de sumergirse, sin caer en los excesos manipuladores o los efectismos.
La producción estadounidense “The Last Cruise” —por su título original—, es el sobrio y conveniente testimonio de uno de los momentos más representativos de la tragedia que llegó para cambiar para siempre nuestra forma de ver la vida.
Se estrena este miércoles 31 de marzo a las 23:00 horas en HBO y sus respectivas plataformas digitales.