Las películas que llevan la etiqueta de estar basadas en hechos reales, suelen llamar mucho la atención y estar llenas de implicaciones. “La verdad oculta” no es la excepción, sólo que aquí todo se magnifica, ya que hace referencia a una situación de salud directamente relacionada con uno de los deportes más populares del mundo, y un poderoso negocio de los Estados Unidos.
Existen varios antecedentes de producciones que en su momento se volvieron incómodas —por llamarlo de alguna manera— para ciertos sectores de la sociedad —sobre todo estadounidense—, debido a su afán de retomar las escabrosas entrañas de la que es una de las actividades deportivas más queridas y también más rentables a nivel internacional.
Desde la irónica y efectiva “Any Given Sunday”, del siempre ácido y polémico Oliver Stone —que mostraba sin miramientos los tejes y manejes propios del show bussines—, hasta llegar a la censurada “Paymakers” —salió del aire casi de inmediato, debido a que ilustraba escandalosas prácticas de jugadores, entrenadores y médicos—, una serie estupenda y brutal, pero poco referida y mucho menos retransmitida.
Claros ejemplos de lo que sucede cuando se hace énfasis en el lado oculto de negocios de este calibre. Y eso que no citaban de manera directa a personajes o equipos reales, como en este caso, no por nada, “La Verdad Oculta” lleva la ya mencionada etiqueta de “Basada en un hecho real”.
Sin embargo, en mucho debido a la conservadora, pero efectiva manufactura —eso sí— del realizador Peter Landesman, que matiza el discurso, empujándola más como película de entretenimiento que como testimonio o denuncia. La cinta que cuenta con el respaldo de Ridley Scott —quien funge como productor, lo cual es garantía de un alto estándar de calidad—.
La historia sigue los pasos del Dr. Bennet Omalu, el neuropatólogo forense quien sin ser aficionado al futbol americano y luego de examinar el cuerpo de un exjugador NFL, fallecido tras terribles afectaciones mentales y emocionales, fue el primero en detectar el traumatismo craneoencefálico crónico (CTE) resultado de dicha práctica deportiva.
Por supuesto, al intentar dar a conocer su investigación, se gana el repudio de los dueños de la liga, el de muchos de los jugadores mismos, e incluso de los aficionados, lo que redunda en el desprestigio.
Will Smith es quien toma el papel principal y apoyado por el veterano Alec Baldwin, entrega una de sus ya acostumbradas interpretaciones. Mesurado y enfocado, logra delinear un personaje que se presenta complejo y con suficientes matices para sostener un drama que en su tratamiento no es precisamente sobresaliente, pero funciona.
Hay que reconocer además, que aunque de manera discreta —pero muy muy clara—, “La Verdad Oculta” mantiene la fuerza reflexiva de un discurso que hace énfasis en un tema que bien vale la pena analizar, sea uno aficionado o no, al futbol americano, convirtiéndose en una interesante opción dentro del catálogo de Netflix.