La simpleza en la premisa de lo que fue su cortometraje del mismo nombre, es inversamente proporcional a la convicción con la que Emma Seligman la vuelve a aprovechar en “Shiva Baby”, la cual se centra en una joven bisexual judía.
En la película de poco más de una hora la cineasta plantea una serie de personajes arquetípicos de la comunidad judía, a los que, con toda alevosía y teniendo la sorna cómo estandarte, les irá dando la vuelta dentro de situaciones que aunque apuntan a las obviedades, las evitan en el momento justo y se vuelven mucho más complejas de lo que aparentan, haciendo explotar los lugares comunes,
La cámara obsesionada con trasgredir los límites personales mínimos, provocando fascinación e incomodidad por igual en el espectador, es lo que define este relato que sigue los pasos de una joven que, al asistir a un funeral, se encuentra con una persona que puede dejar al descubierto la faceta oculta de su vida, aún en camino a adentrase al mundo adulto.
El entorno familiar impregnado de empatía invasiva, donde el supuesto cariño a veces va acompañado del reproche hipócrita, dando pie a momentos que de lo bochornoso pasan a la humillación, es la materia prima de lo que si bien tiene como base la estructura de una comedia de situación, no se conforma con solo ir ascendiendo a niveles de tensión casi demenciales, sino que se afana en hurgar dentro de las dudas e inseguridades de la protagonista, entregando reacciones distintas a las usuales, para vestirse con un mayor grado de honestidad.
Esto último, además, es sostenido para lo orgánico del proceso emocional de la actriz Dianna Agron, cuyo desempeño evita la gestualidad excesiva y las manipulaciones, cobijada por el oficio de actores como Polly Draper, quien vaya que sabe jugar entre el humor y la sobriedad.
Es cierto que el estirar de más la convención en el desarrollo de la escena en la que se revela la verdadera naturaleza de la relación entre las chicas, y lo excesivamente conveniente que resulta el descuido de un celular, que se convierte en otro de los detonadores clave; afecta la verosimilitud de la propuesta por sí misma, per aún así está no llega a perder el paso, y alcanza una conclusión amarga, así como un epílogo irónico y abrumador.
“Shiva Baby” es un solido ejercicio, que da muestra de como ir y venir entre los géneros para dimensionar lo cómico del absurdo implícito en la tragedia cotidiana y viceversa, manteniendo la claridad de una irónica reflexión, en este caso sobre las dudas que surgen, cuando la búsqueda personal se ve enfrentada con la incomprensión resultante del ensimismamiento normalizado de quienes y creen saber lo que necesitas.
La película, luego de su paso por diversos festivales, llega en exclusiva a nuestro país a través de la plataforma MUBI.
