Estreno en cines

Cry Macho: ¿Es mala o debes ver la película de vaqueros de Clint Eastwood?

Se estrenó en cines “Cry Macho”, la nueva película de Clint Eastwood; te decimos si vale la pena o no ir a verla

Estas son las razones para que decidas si pierdes tu tiempo con "Cry Macho", la nueva película de Clint Eastwood Especial

Luego de más de medio siglo de carrera, el legendario Clint Eastwood se convirtió en el modelo ideal del cómo un actor consolidado dentro del cine de evasión, podía dar el salto a la silla de director, para ir y venir con fortuna entre el frente y el detrás de las cámaras, siendo su último proyecto la película “Cry Macho”.

Apostando por una corrección técnica poderosa que por momentos rayaba en el virtuosismo, dando forma al nacionalismo norteamericano con cargo de conciencia, pasó de ser sólo el tipo rudo, a convertirse en un consentido de la academia con todo y el correspondiente prestigio, permitiéndose sórdidas alusiones a los arquetipos que ayudó a construir, dígase la lúcida y multipremiada “Los Imperdonables” (1992); sin evitar cierta carga de ironía y autoparodia a la hora de reflejar el envejecimiento de los mismos, como en el caso de “Jinetes del Espacio” (2000).

Fueron estos celebrados atrevimientos los que le validaron a la hora de otorgarse roles protagónicos que iban contra los convencionalismos de edad a los que obedece la industria y que en muchas ocasiones le representaron estándares de exigencia física a los que apenas alcanzaba a responder. Lamentablemente, esto también tiene fecha límite y con “Cry Macho” resulta más que evidente.

La trama obedece los lineamientos básicos de las road movies, un hombre que a regañadientes une su destino al de un adolescente, para ir de la Ciudad de México a los Estados Unidos, con el afán de llevarle a donde lo espera su padre, lo cual no será tan sencillo, pues la madre del chico intentará impedirlo.

Tal y como puede leerse, la motivación y las complicaciones se establecen con rapidez, para que el relato se enfoque en el recorrido que habrá de ir cambiando la perspectiva de los protagonistas, haciendo efectiva la fórmula, con la pretensión de que sea el contexto, en este caso el México de finales de los 70, el que ofrezca las variantes para el espectador, pero la mirada en ese sentido además de poco comprometida, es básica en su elaboración.

En cuanto a la figura del viejo vaquero retirado, exestrella de rodeo, malhumorado y con un pasado trágico, se construye con solidez y funciona como tal. Sin embargo, en las distintas situaciones que enfrenta, tanto las reacciones que provoca en la gente a su alrededor, como las formas que tiene para resolverlas, corresponden a las de un hombre con veinte años menos, y su energía ya no le alcanza para sustentarlas dentro de la ficción, y mucho menos en la ejecución.

Lo mismo sucede con el romance incluido, que a pesar de la sobriedad del desempeño de Natalia Traven interpretando a la mujer en cuestión, sólo pasa a engrosar la lista de lugares comunes que nos ofrece.

Se agradecen y hasta se disfrutan esas secuencias con planos a detalle mostrando la luz del sol colándose entre por los rincones o al momento de mostrar el proceso de tratar con los caballos salvajes, en contraste con planos abiertos de los parajes fronterizos; pero son pequeños guiños de nostalgia dentro de lo que más bien parece un gusto que quiso darse el otrora responsable de encarnar a Harry el Sucio, y que al igual que la película en general, se diluyen sin remedio.

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