Asistir a ver una película con muy bajas expectativas suele ser un ejercicio muy sano tanto a la hora de hacer un análisis como de simplemente disfrutarla. Sin embargo esto no siempre es suficiente para salvarla de la quema. Tal es el caso de Matrix resurrecciones, que pareciera empeñada en demostrarnos lo innecesario que de por sí ya luce su existencia.
No es que no hubiera posibilidades para explorar de nueva cuenta el universo producto de ese excelente caldo de cultivo que resultó de la primera entrega de la saga. Fue un parteaguas sobre todo a nivel estético, enarbolando un sólido y sugestivo discurso de tintes filosóficos.
Durante su primer tercio, esta nueva secuela apuesta por uno de los caminos más obvios, pero prometedores, el de la autocrítica y declaración de motivos, a través de la reflexión sobre lo que ha pasado con su concepto después de 20 años.
La sobreexplotacion y el desgaste son el tema entre situaciones que hablan sobre la frivolidad y voracidad del negocio, con la palabra “Matrix” repitiéndose hasta el cansancio y conectando con melancólicas frases como “y yo envejezco y no me quejo” —una clara ironía hacia el punto donde se encuentra la franquicia—, mientras vemos a Neo una vez más en San Francisco, ante lo que representa el proceso de un nuevo despertar.
El asunto es que tal cansancio se evidencia también en la dirección, a Lana Wachoswski, quien ahora prescinde de la colaboración de su hermana, le falta la convicción para llevar hasta sus últimas consecuencias tales apuntes, dejándolos en el aire con rapidez, conformándose con una premisa simple para sustentar el regreso de lo mismo, reduciéndolo todo a una trama romántica y al desperdiciar ese posible trasfondo termina en la cursilería.
- Keanu Reeves: Neo (Thomas Anderson), un programador de computadoras.
- Carrie-Anne Moss: Trinity, era una hacker dentro de la Matrix.
- Yahya Abdul-Mateen II: Morfeo es el capitán de la Nabucodonosor.
- Jonathan Groff: Agente Smith cuenta con un sistema de realidad virtual.
Claro, en el camino hay una buena cantidad de secuencias de acción, pero sólo confirman lo lejos que han dejado lo innovador a nivel técnico, así como aquel espíritu vanguardista que impulsaba el acabado, luciendo algunos desangelados toques de autoparodia, a cargo de un Keanu Reeves como siempre, sobrio y cumplidor, pero insuficiente para sostener una propuesta en donde la evolución que se les da a personajes emblemáticos cono Morfeo, queda en lo anecdótico.
Matrix resurrecciones, que llega hoy a cines de México, es un triste e innecesario regreso de la franquicia, un vehículo que apenas funciona como mero entretenimiento. Se puede rescatar como pretexto para que las nuevas generaciones que se enamoraron de la franquicia viéndola en plataformas digitales o TV, puedan darse el gusto de por fin encontrarse con ella en la pantalla grande. Pero eso es todo y nada más.
- El dato: El primer filme logró llevarse cuatro premios Oscar y dos BAFTA. Está incluida en las 500 Mejores Películas de Todos los tiempos de Empire.