El EDC (Electric Daisy Carnival) 2022 se convirtió ayer en el festival en tiempos de pandemia que más audiencia ha reunido en México, al convocar a 283 mil asistentes durante tres días de música y fiesta, superando la asistencia que registró el año pasado el Corona Capital, con 121 mil personas en dos días (59 mil el sábado y 62 mil el domingo).
Desde el viernes pasado, día en que el mayor encuentro de música electrónica del país regresó al Autódromo Hermanos Rodríguez, en la Ciudad de México, tras dos años de ausencia por la crisis sanitaria, registró una nutrida asistencia: 90 mil personas; el sábado acudieron 98 mil y ayer 95 mil, de acuerdo con cifras de los organizadores.
En la última jornada luces, música, colores y banderas fueron parte de la fiesta. Los sonidos estridentes al ritmo de los beats pusieron a bailar a los presentes.
Por la tarde, las gemelas regiomontanas Le Twins y Acraze reventaron las bocinas mientras los rayos del sol golpeaban en las gafas del público.
Al lado del Fire Star, uno de los juegos mecánicos más emocionantes, Barbie Chola exigía ruido a las masas. Al ritmo de “La Chona” los asistentes sacaron sus mejores pasos.
Cayó la noche y las pupilas del búho gigante, que se dilataban caprichosamente, parecían observar a los presentes. Claptone y Dombresky prendieron el escenario principal kineticFIELD.
Otra de las participaciones más esperadas por el público, pero en el escenario circuitGROUNDS, fue la de la DJ mexicana Mariana Bo, conocida por fusionar el violín y las percusiones en vivo con música electrónica, ofreció un show lleno de energía.
Subió a la tarima con violín en mano para deleitar con un set potente que todo el tiempo mantuvo bailando a sus seguidores.
“Después de dos años es increíble estar aquí”, dijo emocionada la artista, quien para esta ocasión eligió temas como “Sonata”, un remix de la Sonata No. 8 in C Minor de Beethoven, y “Esta noche”.
Para el cierre de esta edición se esperaban todavía las presentaciones estelares de Zedd y Boris Brejcha, cuyos shows estaban programados para las 12:30 de la madrugada.
Una vuelta llena de emociones. Desde el viernes pasado, los asistentes, en su mayoría jóvenes de veintitantos años llenaron de color el Autódromo con atuendos que iban desde los diminutos trajes de baño en tonos fluorescentes, hasta pijamas de mameluco y disfraces de Spiderman, Las Chicas Superpoderosas, Powers Rangers y de Superman. Además de maquillaje con brillos o que aludía a la serie Euphoria.
Los tótems también se hicieron presentes como el del meme del perrito Cheems golpeando al Ómicron, el de Will Smith y el de Albert Einstein; también mensajes divertidos como: “No fui a mi boda por venir al EDC”. Otros más emotivos como el de Ilse, de 22 años, quien portaba un tótem con la leyenda: “Mi papá baila hard desde el cielo”.
Ilse había planeado acudir con su padre al regreso del EDC; sin embargo, falleció derivado de problemas del corazón. “Siempre veníamos juntos, él siempre me decía: ‘Si me muero quiero que me hagas un tótem’, es una manera de rendirle homenaje”, contó la joven a La Razón mientras disfrutaba de la presentación de Alan Walker en el escenario kineticFIELD, el sábado pasado.
De esta manera Ilse decidió convertir su regreso al EDC en un festejo de despedida para su padre como él hubiera querido: verla sonreír, bailar y disfrutar de la música.
Incluso desde el duelo, como esta chica, los jóvenes retornaron con deseos de liberarse de la tragedia que ha traído la crisis sanitaria y disfrutar de un festival como antes de la pandemia. Se les veía correr de un escenario a otro, reír con los amigos, bailar —algunos ya bajo los efectos del alcohol y otro tipo de estimulantes—, gritar, emocionarse por su DJ favorito, besarse con su pareja, subir a los juegos mecánicos y hasta cambiar de look en los stands que ofrecían cortes de cabello.