Disney y Pixar han entregado diferentes y muy recordadas propuestas donde la transformación en algún animal es el principal detonador para una profunda reflexión, revestida con la belleza y encanto de diseños que llevan los rasgos que definen el contexto en el que se desarrollan, a situaciones extraordinarias, dígase “Tierra de Osos” (2003), “Brave” (2012) o “La Princesa y el Sapo” (2009).
Sin embargo, lo que hace diferente e incluso audaz a “Turning Red”, es que además de conservar el cuidado en la manufactura y la importancia del mensaje de fondo nuevamente enfocado en la relación de padres hijos, ofrece una divertida explosión de códigos pertenecientes a distintos estilos, géneros y elementos de la cultura pop, como una ingeniosa y calculada forma de expresar el convulsionado proceso de adentrarse en la adolescencia.
En este caso siguiendo los pasos de una chica china-canadiense de 13 años, quien mientras se debate entre ser ella misma y lo que su madre exige que sea, se enfrenta con la inesperada e involuntaria capacidad de convertirse en un Panda Rojo.
Es cierto que la propuesta se alimenta de conceptos tan recurrentes como el clásico de “El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, su reinvención “marveliana” llamada Hulk, su respectiva variante She-Hulk, y por supuesto Katie Ka-Boom de los “Animaniacs”, además de que no abandona mecanismos básicos como la consabida desobediencia, el secreto y el momento de debilidad que será interpretado como traición y empujará al crecimiento y la madurez tanto de jóvenes como adultos; pero el desarrollo es ágil gracias la claridad de objetivos, y hay un honesto y comprometido enfoque femenino y juvenil.
Esto último se evidencia no solo al referir aspectos biológicos, emocionales y sociales, sino delineando la íntima relación entre los mismos, sin temor a apuntar lo intensos, misteriosos e incómodos que pueden resultar.
De tal modo nos encontramos que una aventura juega a vestirse con divertidos toques de cine de horror y de suspenso a través de la gestual, los congelamientos y la cámara subjetiva, que por momentos usa los cuadros cuál si fueran signos de admiración al estilo de las producciones de acción y comedia asiáticas, y presenta fugaces cambios del estilo animado tomando rasgos del manga para aumentar la expresividad, amén de que elabora secuencias en la línea de los animes de guerreras mágicas, con la protagonista saltando sobre la ciudad teniendo la luna de fondo y música épica de aire melancólico, sin olvidar la presencia de una boyband y hasta un Kaiju.
Pero lo mejor es que todo encuentra sentido como parte de la colorida representación de un escenario multicultural ubicado a principios de este siglo, que a pesar de no escapar de la fórmula en su estructura, es simpática e inteligente, y sustenta el ligero pero encantador acercamiento a la tradición de un país específico, mucho mejor logrado que otras producciones recientes como Encanto, ofreciendo un llamativo giro a las productos Pixar.
Dirigida por Domee Shi, responsable del entrañable cortometraje “Bao” (2018), “Turning Red” llega directo a la plataforma de Disney+.
- El dato: La historia transcurre en 2003, en el barrio chino de una ciudad canadiense donde vive Mei.