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El valle de Concavenator: ¿Vale la pena ver la película documental de dinosaurios?

Se estrenó “El valle de Concavenator”; te decimos si vale la pena que veas la película documental de dinosaurios

El valle de Concavenator: ¿Vale la pena ver la película documental de dinosaurios?
El valle de Concavenator: ¿Vale la pena ver la película documental de dinosaurios?

Sabemos que el principal punto de encuentro entre el arte y la ciencia, es la búsqueda de un mayor conocimiento del hombre y su comportamiento, lo cual aplica incluso cuando es a través de los dinosaurios, tal y como lo podemos ver en el documental “El valle de Concavenator”.

Y es que teniendo como punto de partida el hallazgo de restos fósiles correspondientes a un espécimen que luego llamarían Concavenator Corcovatus —retomado para “Jurassic World: El reino caído” (2018)—, que curiosamente se da en el mismo lugar donde se filmara “El valle de Gwangi” (1969) de Jim O'Connolly —“El santo” (Serie de TV, 1962)—, la cual tenía como gran atractivo ser una mezcla de wéstern y fantasía con un Allosaurus incluido; Víctor Matellano —“Mi adorado Monster” (2021)— elabora un llamativo documental sobre la fascinación que suelen generar a nivel cultura dichas criaturas prehistóricas.

Por supuesto. aquí la nostalgia es inevitable y la utilizan como materia prima para pequeños segmentos de ficción sobre aquel mundo análogo de finales de los 60s, que con la televisión como herramienta sirven como ventana para dar un vistazo a antecedentes obligados sobre el tema, dígase “Lost World” (1925) de Harry O. Hoyt, Godzilla y el resto del Kaiju Eiga, que de inmediato dan fe del uso de la animación stop-Motion y sus legendarios representantes como Ray Harryhausen —“Clash of the Titans” (1981)—, cuyos trabajos aquí son una referencia constante, teniendo breves dramatizaciones sobre una vieja exposición de monstruos que sirve para conectar con cuestiones míticas, en específico las correspondientes a los dragones.

Todo esto dentro de un sugestivo ejercicio de paralelismo entre los testimonios del especialista británico en efectos especiales Colin Arthur —“2001: Odisea del Espacio” (1968)— y el paleontólogo José Luis Sanz, cuya estructura se sustenta en el ir y venir de experiencias, puntualizando las influencias de uno y otro, dando fe del siempre enriquecedor intercambio de ideas e inspiración que se desarrolla entre distintas disciplinas.

En contraste, el punto débil de “El valle de Concavenator” son las intervenciones de las supuestas impulsoras de la propuesta, quienes evidencian diálogos muy dichos en un fallido e innecesario intento por reproducir la planeación y realización del mismo, redundando en secuencias demasiado didácticas y simples, que poco aportan y bien podría haberse aprovechado para dimensionar el impacto que lo que denominan como “Dinomania”, ha tenido a lo largo de los años dentro del colectivo popular y la comercialización, aspecto en el que al final quedan a deber.

Pero bueno, aún así estamos ante un interesante y muy entretenido acercamiento al tema. Se presentó en el Festival de Sitges, y forma parte de la programación del Festival de Cine de Terror Mórbido que aún se puede ver en plataformas como Cinepolis Klic.

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