La perfección familiar que “Cría siniestra” luce en sus primeros minutos, la cual una de las protagonistas retrata a través de las redes sociales, es de inmediato llamativa y perturbadora.
La pulcritud de la puesta en escena y la parsimonia de los movimientos de cámara, cual afilados instrumentos aquí sirven para hilvanar visiones sobre la pretensión de una vida idealizada que se convierte en artificio, pero cuya naturaleza hipócrita sale a la luz en las pequeñas acciones dentro de lo cotidiano, que anuncian un trasfondo violento y retorcido con las transiciones más simples, como el pasar de un incidente que rompe la rutina, a preparar el desayuno, y se convierten en inquietantes metáforas.
Luego el desarrollo del vínculo que se establece entre la niña y el huevo de ave que habrá de tomar a su cuidado, no solo sirve de sólido puente entre el terror sugerido y el explícito, sin perder un ápice de tensión en el transito que además es sumamente orgánico; también es la representación de la paternidad embebida en su rol de supuesta perfección regodeándose con el control.
Adultos que se validan en la normalidad mientras con alevosía sumergen a sus hijos en su juego de doble discurso, producto de la actitud abierta oculta detrás de la fachada conservadora, abriendo heridas que corrompen su inocencia, empujándoles a crecer como la peor de sus versiones.
Pero lo más espeluznante de todo, es el sentido fabulesco —similar a películas como “Cordero” (2021)— con el que se materializan dentro de la ficción, procesos emocionales y mentales desde la perspectiva de quienes los viven, haciendo del miedo una llave para múltiples lecturas.
Es esto lo que hace que “Pahanhautoja” —por su título original—, pese al poco sustento del que adolece la construcción de algunos de los personajes secundarios y lo predecible de la preparación en los sobresaltos, se ponga por encima del promedio en el panorama actual de cine género que solo busca esto último.
Así pues, luego de hacer bastante ruido en eventos fílmicos como el Festival de Sitges, esta producción finlandesa dirigida por Hanna Bergholm —“Puppet Master” (2018)—, llega a la cartelera de nuestro país.
