Cine

Ellas hablan, un grito contra la violencia

Las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales

Rooney Mara, en una escena de la cinta.
Rooney Mara, en una escena de la cinta. Foto: Especial

La teatralidad y sus convenciones espaciales que usualmente estarían delimitadas por escenarios a la italiana, en Ellas Hablan son entendidas y reinterpretadas para el cine a través de orgánicos traslados de cámara y primeros planos que dejan de lado cualquier alarde visual, haciendo que el relato transpire con una abrumadora naturalidad que lleva al espectador a sentir que realmente es un mudo testigo entre las protagonistas.

El granero donde estas mujeres menonitas se reúnen para por primera vez reaccionar ante los ataques sexuales que han sufrido, y cuya verdadera naturaleza se ha revelado entre los supuestos trastornos de salud y otros absurdos que servían para justificarlos, se convierte en un microcosmos con un único personaje como mínimo resquicio de redención para la figura masculina, que sólo se percibe a través del rastro de sus infames acciones, que infecciosas alimentan la zozobra del ambiente en el que se lleva a cabo la discusión.

Un lúcido y conmovedor debate que a partir de la novela Women Talking de Miriam Toews, se sirve de depurados recursos cinematográficos y un ensamble actoral de alta envergadura —Rooney Mara, Claire Foy, Jessie Buckley—, para entre el drama que va de lo particular a lo global, materializar ese aislamiento del que de un modo u otro se ha servido el pratiarcado, dando voz a cuestionamientos de una ineludible y necesaria vigencia. Ellas Hablan, escrita y dirigida por la actriz y cantante Sarah Polley, es una de las nominadas a Mejor Película en los Oscar, un reconocimiento que si bien no necesita para validar sus valores artísticos, le vendría muy bien para que la mayor cantidad de gente se dé la oportunidad de descubrirla en cartelera.