Filme llega a las salas de cine

Trigal explora el despertar sexual femenino desde las contradicciones

La directora Anabel Caso parte desde cómo vivió su adolescencia, entre un deseo profundo de explorar la sexualidad y los prejuicios que había en su entorno, dice a La Razón; “era contar con honestidad”, asegura

Abril Michel (enfrente) y Emilia Berjón, en un fotograma de la cinta.
Abril Michel (enfrente) y Emilia Berjón, en un fotograma de la cinta. Foto: Especial

La directora Anabel Caso parte de cómo vivió su adolescencia, entre un deseo profundo de explorar la sexualidad y los prejuicios que había en un entorno lleno de prejuicios, para abordar en su ópera prima Trigal el despertar sexual femenino, desmitificando todo tabú.

“Se empiezan a volcar una serie de memorias personales que tienen que ver con la contradicción, había por un lado un deseo muy profundo de explorar la sexualidad, un movimiento biológico en mí y psicológico que me llevaba a querer saber más, adentrarme, explorarlo todo, sin ningún tipo de prejuicio ni duda, era lo que estaba sintiendo.

“Por otro lado, empiezan a aparecer una serie de cuestionamientos que generaban mucha culpa, pero la culpa no era mía, venía de afuera, de ‘no te pintes la boca así’, ‘no te vistas así’, ‘con quién te acostaste’, ‘es una cualquiera’, de primas, amigas, tías, parientes”, compartió La Razón.

En Trigal, filme que llegó ayer a la cartelera mexicana, Caso cuenta la historia de dos primas, Sofía (Emilia Berjón) y Cristina (Abril Michel), quienes comienzan a transitar de la niñez a la adolescencia, etapa en la que van autodescubriendo su sexualidad, entre juegos, dudas, curiosidad, deseos y exploraciones, en medio de un mundo lleno de prejuicios.

Las mujeres tenemos todo prohibido, ponernos determinada ropa, tener muchos amantes, explorar ciertas cuestiones sexuales que son ‘demasiadas sucias’ para nosotras
Anabel Caso, Directora

“En el entorno rural en el que crecí eran muy común estas circunstancias, tachar a las chicas, a las mujeres a partir de estos juicios, de estas narrativas que nos construimos donde hay mucha represión, donde también hay cuestiones que se ven en la película, mujeres que se quedan ancladas en matrimonios que no quieren, en vidas que no toleran, que son muy frustrantes, que les impiden explorar su máximo potencial y ahí se quedan. Para mí era pensar qué contradictorio, lo que me está pasando es una explosión de verdad en mí, de vida, y al mismo tiempo me están diciendo que está mal, para dónde vamos”, recordó.

Para adentrarse a la historia, la directora y las protagonistas compartieron sus experiencias de vida en ese tránsito de la niñez a la adolescencia, dándose cuenta que sin importar la generación a la que pertenecen, la familia en la que crecieron e incluso la región donde vivieron había un gran punto en común, estas contradicciones entre los deseos y lo que afuera se les decía.

“Ellas me contaban su experiencia, que en el corazón de lo que importa era la misma de ambas, no había mucha distancia en las contradicciones, todas teníamos cuestionamientos y todas estábamos permeadas por una serie de narrativas, juicios, tabúes, relatos que debíamos desmitificar, eran varias verdades, era la mía, la de Emilia, la de Abril; era contar con honestidad la verdad de lo que nos transitaba más allá de los relatos”, externó Anabel Caso.

En la historia, que transcurre entre los paisajes del trigal, estas primas que son dos grandes amigas se enamoran del mismo hombre, JC, quien es casi 20 años mayor que ellas. Para el actor Alberto Guerra, quien da vida a este personaje, fue complejo este papel porque batalló con sus propios prejuicios.

“Soy padre de una mujer que ahora tiene 21 años, soy un hombre que quiero pensar trato de educarme cada día más, abrir mi mundo, mi cabeza, ponerme en el lugar del otro o de la otra, lo que había que hacer era despojarse de todo eso para hacer a JC. Como actor es muy rico, porque te dejas de muchas pendejadas y abordas la verdad desde un lugar real, no desde donde tú crees que se debería de contar, en la comodidad de mi casa en Coyoacán”, contó.

Dijo que para entender a JC partió de ser empático con el contexto de su personaje, un hombre que creció en el campo, cuya vida transcurre entre el trabajo, tomar cervezas y estar con sus amigos.

“Eso es algo muy bonito, porque son los personajes más ricos, que no entran dentro de los cánones que estamos contando, no es el tipo que vive en la Condesa y hace esto, es un tipo sin educación, es entrarle a un personaje como lo son el 90 por ciento de los hombres fuera de las grandes ciudades, que a la fecha no se han enterado que hay una conversación al respecto en el mundo, mucho menos en las redes sociales, que los hombres empezamos a decir esto no está bien; para mí fue un gran ejercicio actoral, humanamente fue muy complejo”, finalizó.