Béla Marcovich, la hija de Alejandro Marcovich, ex guitarrista de Caifanes, salió a confirmar que su padre ha sido violento no sólo con ella sino con su mamá.
Esto ocurre días después de que Lydia Cacho denunció públicamente al guitarrista argentino de intentar matar a su ex esposa, acosar sexualmente a diversas mujeres y cometer una serie de deleznables actos racistas.
En entrevista con “Ventaneando”, Béla reconoció que la violencia de Alejandro Marcovich “ha sido difícil, triste y una lucha, porque mi mamá intentó que no fuera así, que tuviéramos otro tipo de imagen paterna, que al final, lejos de ser mejor, empeoró, y pasó a ser una ausencia a una presencia incómoda”.
La hija del ex Caifanes contó que desde niña vivió “desplantes y desprecio” por parte del argentino: “que yo lo invitara a la escuela a un evento y se quedara dormido en la mesa como demostrándome a mí y a los demás ‘No me importa tu evento’”.
Asimismo, contó que Alejandro Marcovich intentó estrangular a su madre: “la empezaba a empujar, entonces de empujones pasó a ‘te jalo’ y de ahí que la intentó ahorcar, de hecho yo estaba ahí, yo le quité las manos del cuello”.
“Un momento en que estábamos él y yo solo, y como no tenía esa persona a la que siempre canaliza esa agresión, me tocó a mí”, agregó.
Béla añadió que su mamá puso límites en su relación con el argentino, pero éste “agarró mucho odio. Esta cuestión de las terceras personas que empezó a meter a nuestra vida fue parte de los que nos hizo alejarnos, sus amantes”.
Por si fuera poco, dijo que en 2014 denunciaron al guitarrista por falsedad de declaraciones en contra de su mamá. Por si fuera poco, reveló que el ex Caifanes comenzó a “tener relaciones con ex alumnas de mi escuela, niñas de mi edad”.
Belá reveló que Alejandro Marcovich empezó a responsabilizarla a él por su salud en decaída y que se distanció definitivamente de él por poner su vida en riesgo: “empezó otra vez a querer exhibirse… empezó muy agresivo a decir ‘te largas’, agarró un palo de escoba, empezó a romper todo alrededor, me empezó a jalonear y me empujó hacia la ventana. Para mí eso ya fue inaceptable”.