Arranca funciones en el Teatro Telcel

Anastasia un musical entre el drama y la fantasía

El montaje de Broadway trae estampas de la Rusia zarista, la revolución bolchevique y la película animada; sorprende a los espectadores

Mariana Dávila, como Anya; y Luigi Vidal en la piel de Dimitri. Foto: Cortesía OCESA

Cinco años de su estreno en Broadway, el musical Anastasia llega a la Ciudad de México para trasladar a los espectadores a los últimos tiempos de Nicolás en la Rusia zarista y el inicio de la Revolución bolchevique, todo con un toque de magia y fantasía como el que se retrató en la película de animación de 1997.

El Teatro Telcel es el recinto que recibe la megaproducción que arrancó temporada entre aplausos, ovaciones y asombro por parte de los espectadores que desde el inicio de la función se instalaron en ese mundo mágico y lleno de drama: ostentosos vestuarios de la época de la Rusia zarista, orquesta en vivo y escenas con un amplio despliegue de escenografía como cuando la abuela de Anastasia le da como obsequio una caja de música o los bolcheviques llegando a la morada de la familia imperial, pasando de un ambiente en tonos color pastel y claros a una atmósfera oscura.

La llegada de Anya a París.

El musical sigue la leyenda de la Gran Duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia, de quien durante la revolución bolchevique surgen rumores de que sobrevivió. Tras la aparición de una joven con amnesia que busca a su familia ocurren una serie de acontecimientos en los que están presentes la esperanza, la traición, la añoranza, el amor y la fortaleza.

Los espectadores, durante dos horas y media, son testigos de estampas de Rusia: las calles frías de San Petersburgo, los paisajes de Leningrado, la forma de vida en la Revolución bolchevique —pobreza, exilios y política de control—, la vida de los rusos que escaparon a París, quienes añoran su pasado lleno de lujos en un bar donde tiene lugar una de las escenas más aplaudidas en la función.

El viaje de la protagonista destaca por los efectos visuales.

La llegada de Anya a París es como de cuento de hadas, pues gracias a las proyecciones de paisajes y a la representación de un tren, se logra ver esa travesía con un impresionante realismo; las imágenes de cerezos que desaparecen para mostrar una imponente Torre Eiffel resultan de una belleza visual que impresiona al público; y la representación del ballet El lago de los cisnes, cuando Anya vive uno de sus momentos más difíciles, resalta porque la orquesta combina la emblemática música de Tchaikovski con sonidos que evocan los sentimientos que viven la joven y su abuela, quienes están presentes en el mismo teatro.

El musical, protagonizado por Mariana Dávila como Anya, incluye temas de la película de Anastasia, que la actriz ejecuta con maestría y con una emoción que conmueve a quienes la miran. Una de las canciones que destaca es “Una vez en diciembre”, que interpreta cuando el personaje recuerda su pasado. Además de “Viaje al pasado” y dos canciones creadas especialmente para la puesta en escena.

La vida en la Rusia zarista.

Anastasia también conjuga el humor e incluye un toque de mexicanidad en uno de los diálogos, cuando la abuela de Anya y gran emperatriz (Irasema Terrazas) está harta de las Anastasias impostoras y dice que incluso una llegó desde Toluca, un lugar que, por cierto, imagina que debe ser horrendo. La mujer ha ofrecido una recompensa para dar con el paradero de su nieta.

Anastasia, musical producido por Morris Gilbert y Julieta González, también cuenta con las actuaciones de Carlos Quezada, como el villano de la historia; Gloria Toba es la condesa Lily; Manuel Corta y Javier Manante le dan vida a Vlad y Dimitri, respectivamente.

Anastasia trata de descubrir quién es.