A finales de los años 90, una serie de asesinatos contra “abuelitas” tuvo asolados a los habitantes de la Ciudad de México —en aquel entonces Distrito Federal, el D.F.—. Para cuando arrancó el nuevo milenio, la cifra de crímenes empezó a subir y el caso comenzó a hacerse mediático, situación que obligó a las autoridades a dar resultados pronto.
El documental de María José Cuevas, La dama del silencio. El caso Mataviejitas, el cual relata cómo fueron los asesinatos que perpetró Juana Barraza Samperio, una mujer que se convirtió en feminicida en serie por el odio a su madre y sentenciada a 759 años por la muerte de 17 personas, resulta una cinta bastante perturbadora en muchos sentidos.
En términos visuales, el documental arranca muy bien, con secuencias a manera de thriller que, aunque ya se sabe quién es la asesina, la puesta en imagen y el ritmo son bastante efectivos, porque mantienen al espectador con suspenso: una taza con una bebida caliente sin consumir, una puerta que se cierra detrás de un misterioso personaje y la voz en off de que se cometió un crimen contra un adulto de la tercera edad.
En cuanto a la narrativa no visual, es decir, la conjunción de los personajes que aparecen en la cinta, está tan bien estructurada que va desentrañando cada detalle del caso que desvelan las fallas de un Poder Judicial que, irónicamente, se convierte a su vez en su propia víctima, por los estereotipos de género que existían en aquella época.
Es decir, pese a que había testigos que describían a una mujer que se hacía pasar por enfermera, asistente médica o promotora de programas sociales, las autoridades daban por hecho que tenía que ser un hombre vestido de mujer o un travesti, pues además por el grado de violencia, no podría ser una mujer quien estaba matando a las abuelitas.
“Ahora van con un gay, un travesti, ¿quién más?, pues las pu…”, dice uno de los entrevistados, un trabajador sexual que estuvo en una de las redadas durante la investigación.
Pero el gran acierto de María José Cuevas fue redirigir los reflectores del caso hacia los familiares de las mujeres que asesinó Barraza. Su historia contada desde las alegrías y el dolor de quienes perdieron a su madre, a su abuela, a su amiga.
Entre los testimonios a los que recurre la realizadora sobresale el de Araceli Vázquez, la “otra Mataviejitas”. Una mujer que en 2004, cuando la presión mediática del caso ya era muy fuerte, fue acusada y hallada culpable de homicidio en uno de los crímenes que más tarde se comprobaría que lo perpetró Barraza.
Pero ni la captura de la verdadera Mataviejitas le ayudó y hasta la fecha sigue esperando que revisen su caso.
El documental, que se puede ver a través de la plataforma Netflix, es el tercero de la realizadora que debutó con Bellas de noche, el cual aborda la historia de cinco de las principales vedettes más importantes en los 70 y 80 en México.