Vaya que con esta película, “El Exorcista: creyentes”, se tomaron muy en serio eso de ser la secuela directa de una obra maestra del terror, y es que al más puro estilo de cualquier Blockbuster se olvidaron del rigor en la historia donde hasta cambios injustificados de postura y actitud tienen los protagonistas, y ya solo pusieron el doble de todo lo demás, es decir más efectos, más maquillaje, y con eso se conformaron.
Es por ello que ahora en el "Exorcista: creyentes" de David Gordon Green —“Halloween Kills” (2021), “Halloween Ends” (2022)—, nos encontramos con dos poseídas y un improvisado “Dreamteam” de “sacademonios” para enfrentarlas. Pero eso no es lo peor, el problema es que las primeras arriba mencionadas solo replican los códigos corporales y de gestual establecidos por la obra original —hoy ya muy gastados— en escenas genéricas que no asustan a nadie.
Y los segundos son personajes tan desangelados y poco desarrollados que nunca generan la suficiente empatía con el espectador quedándose en los estereotipos de religiosos y escépticos al borde de la fe.
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A todo lo anterior hay que agregar que el director no atina a detectar, estirar y hacer explotar los puntos de tensión, recorriendo un lugar común tras otro, e incluso permitiéndose el clásico “momento Han Solo” con la intervención inesperada de uno de los involucrados en uno de los momentos álgidos, quien de paso a nadie le importa, rayando así en la pena ajena.
Quizás lo único rescatable de esta propuesta sea la tragedia en Haití presentada como preludio y que si logra tener un significado en la trama, el juego de elección ente las dos víctimas que al menos ofrece una leve variante, además del regreso de Ellen Burstyn —“Requiem for a Dream” (2000)— como Chris McNeil que, aunque queda en lo anecdótico, da para la trivia y sirve para ligar todo con la legendaria primer película de la saga, de la cual aquí pretenden recuperar el tono pero fallan de manera lamentable.