Definitivamente, la franquicia de “Kung Fu Panda” evidencia el desgaste después de tres largometrajes, un especial navideño, algunos cortos y tres series de televisión, una de estas por cierto estrenada por Netflix.
Ya los chistes carecen de frescura y las situaciones empiezan a ser algo intrascendentes para los personajes, pero afortunadamente están plenamente identificados con el público y el cariño que se les tiene alcanza para sostener una cuarta entrega gracias a que se mantienen fieles a sí mismos, y a que aciertan al no buscar meterse en demasiadas complicaciones concentrándose en mantener el desarrollo de su protagonista, con una trama de fórmula y sin mayores pretensiones.
De tal modo esta vez nos muestran como en la antigua China el buen Po tiene que afrontar el inevitable hecho de asumir un nuevo rol nombrando a un sucesor del Guerrero Dragón, esto mientras tiene que plantarle cara a una nueva villana iniciando así una peligrosa travesía sin contar con el apoyo de sus viejos amigos, los legendarios Cinco Furiosos.
En realidad, son muy pocas las sorpresas, empezando por que desde un principio evidencian que habiendo presentado ya a tantos villanos durante las aventuras previas, aquí no perderán la oportunidad de involucrarlos, lo cual, aunque no lo aprovechan del todo en las secuencias de combate, si dan pie para la materialización de una insólita y colosal amenaza; además de que es sumamente obvio quien habrá de tomar el lugar del ya mencionado Panda que fuera criado por un Ganso cocinero.
Sin embargo, no deja de ser divertida la relación que estos establecen a través de sus peculiaridades, y se burlan un poco de las implicaciones de la mentoría con la tergiversación de las enseñanzas que surgen mientras atraviesan la que se considera una gran ciudad, y en donde sus habitantes poco o nada conocen de su leyenda como uno de los más inusuales e inesperados peleadores.
Por supuesto, las referencias al cine de artes marciales continúan en escenas de combates con siluetas sobre fondos coloridos y similares que eran comunes en las películas de Bruce Lee, Chunck Norris y compañía, dígase “Operación Dragón” (1973) y “Octagón” (1980) respectivamente; amén del uso de secuencias refiriendo el estilo de animación 2D para ofrecer llamativos y hasta sugestivos contrastes.
Así entonces podemos decir que “Kung Fu Panda 4 de DreamWorks Animation, dirigida por Mike Mitchell —“Trolls” (2016)— y Stephanie Stine —“She-Ra y las princesas del poder” (Serie de 2018)—, es sólo otra aventura más de Po, un tanto repetitiva pero aún con cierta simpatía y capaz de cumplir con lo mínimo, que es entretener. Y bueno, para nada se ve que la saga esté por terminar.