Cabaret es uno de los musicales más populares en la historia del teatro a nivel mundial. Su éxito le ha llevado a ganar múltiples premios y a ser adaptado en diversos países al igual que en diferentes idiomas a lo largo de los años desde su icónico estreno; ahora, la creación artística de John Kander, Fred Ebb y John Masteroff, regresa a México con una nueva versión que cuenta con la dirección de Mauricio García Lozano que ya se presenta desde el pasado 15 de marzo en el escenario del Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México.
Con una banda que interpreta en vivo la música de la puesta en escena y un elenco en el que sobresalen las actuaciones estelares de Ilse Salas e Irene Azuela, esta nueva adaptación de Cabaret nos trae nuevamente su historia de cambio, fiesta y desilusión en un Berlín que comienza a sentirse inestable ante la creciente y amenazante presencia del partido nazi en Alemania. En medio del caos que está por llegar, un grupo de personas busca la felicidad en distintas y variadas formas con algunos dejándose llevar por sus deseos más prohibidos.
Al iniciar la música, también comienza el alboroto y las luces se encienden para iluminar el camino de los peculiares personajes que se dejan llevar por sus respectivos sueños y caprichos, a la vez que el teatro ubicado sobre Avenida de los Insurgentes Sur se convierte en el decadente Kit Kat Club, cuyo maestro de ceremonias es el extravagante Emcee (Azuela) y que tiene como estrella principal a Sally Bowles (Salas). Conforme avanza la obra, el público es testigo del fin de una época aparentemente dorada y de los inesperados cambios políticos que llegaron con el surgimiento del nazismo.
Este musical, al igual que su versión original, funciona muy bien para mostrar los inicios de los cambios políticos en la Alemania de principios de los años 30; de igual forma, pone de buen humor con su música festiva y sus diálogos con un toque de comedia, emociona por sus momentos románticos y golpea de lleno cuando se pone serio. Se trata de una entretenida reinterpretación de la obra en la que se basa y en esto ayudan bastante, además de un buen trabajo en la dirección, las actuaciones, sobresaliendo por mucho la interpretación de Irene Azuela, convirtiéndose en una auténtica maestra de ceremonias que nos guía a través de cada escena para llevarnos a un clímax que culmina con una dosis de realidad.