Cine

Marlon Brando, actor que convirtió su dolor en arte

A cien años de su nacimiento, en La Razón ahondamos en la vida y carrera de un hombre que expuso a través de sus personajes sus más profundas emociones

El aclamado actor, en una imagen de archivo.
El aclamado actor, en una imagen de archivo. Foto: Especial

Uno de los nombres más importantes en la historia del séptimo arte es el de Marlon Brando, el multifacético actor que representa una evolución en la manera de hacer y vivir el cine y quien es considerado como uno de los más grandes intérpretes de la industria. A cien años de su nacimiento, en La Razón ahondamos en la vida y carrera de un hombre que expuso a través de sus personajes sus más profundas emociones.

El actor de El último tango en París tuvo una infancia complicada, llena de violencia intrafamiliar, con padres alcohólicos y con constantes abandonos. Esto hacía que fuera un hombre vulnerable y emocionalmente inestable, lo que le trajo múltiples problemas personales y profesionales. Todo aquello que lo atormentaba lo plasmaba en la pantalla, dotando a sus interpretaciones de contrastes e impresionantes matices.

“Su intensidad, la forma en la que formaba a sus personajes, todas las leyendas alrededor de ellos, la forma de encontrar en su dolor interno a esos seres que plasmó en la pantalla, son, siguen y continuarán siendo una gran inspiración para todo actor que se precie de serlo”, dijo a este diario José Antonio Valdés Peña, crítico de cine e investigador fílmico.

“Es un actor que te inspira una enorme cantidad de emociones: puede hacer al maravilloso Terry, de Nido de ratas, donde es un boxeador fracasado convertido en golpeador de la mafia y de pronto el amor lo hace tener una epifanía y lo transforma en un ser humano real; y puede hacer al maravilloso Vito Corleone, un mafioso que ha ordenado la muerte de muchas personas, pero al mismo tiempo es un padre de familia profundamente conmovedor, que se preocupa por sus hijos, por su clan y por su legado”, detalló.

Valdés Peña describió a Brando como un “actor de actores”, pues se trata de un hombre que motivó a legiones de jóvenes a estudiar esta profesión: “Todos los actores importantes de la historia lo mencionan como su principal fuente de inspiración. Muchos de ellos fueron sus hijos en El Padrino. A Robert De Niro, Al Pacino, James Caan, Robert Duval, les tocó trabajar con él y para ellos fue un sueño hecho realidad”, aseguró.

Brando, originario de Nebraska, Estados Unidos, se formó en el Actor’s Studio —en Nueva York—, institución enfocada en las artes escénicas, en donde aprendió una técnica de actuación que revolucionó el teatro y el cine conocida como “el método”. Valdés Peña explicó que con “el método” se busca “encontrar en la memoria emocional del actor al personaje que va a interpretar”, y apuntó que Brando se convirtió en el principal representante de esta corriente.

“En esa generación de actores teníamos a Paul Newman, Montgomery Clift, Karl Malden, James Dean, entre otros, pero ninguno tuvo el impacto de Brando”, detalló el experto, quien destacó la relevancia que tuvo en la historia el Actor’s Studio.

“El Actor’s Studio es la escuela que primero se toma el tiempo de formar a estos actores que tienen la capacidad psicológica de encontrarse a sus personajes en su propia biografía y a partir de ahí transformar la actuación”, dijo Valdés Peña, quien apuntó: “Marlon Brando es la punta de la pirámide de toda esta generación y le tocó hacer, junto con otros directores, una transición hacia el nuevo Hollywood”.

Con altibajos en su carrera —siendo ocho veces nominado al premio Oscar y en alguna ocasión al Golden Raspberry— y con una complicada y tormentosa vida personal, Marlon Brando pasó a la historia como uno de los actores más talentosos y, al mismo tiempo, más complejos. Dio vida a personajes que hoy en día siguen plasmados en la memoria colectiva y fue el rostro de la evolución del cine como lo conocemos hoy en día: “Fue un actor que logró capturar —en buena medida— en todos sus personajes, desde los primeros hasta los últimos, un alma atormentada”, finalizó José Antonio Valdés Peña.