“Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok” es el turbio documental de Netflix que tiene a todos horrorizados, pues muestra cómo un productor engañó con falsas esperanzas y promesas a decenas de jóvenes que querían ser bailarines famosos. El señor en cuestión es Robert Shinn, él hizo víctimas cortaran todo contacto con sus familias, argumentando que ser sus esclavos contemporáneos era parte de un plan de dios, por lo cual abusó de ellos a través de su agencia de talentos, la cual era a su vez una iglesia. El documental “Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok” tiene tres episodios y ya está en Netflix. Su sinopsis adelanta que se centra en un grupo de bailarines de TikTok que se unieron a una agencia de representación y a su iglesia con el sueño de convertirse en grandes estrellas. Aunque al inicio todo va bien, empiezan a salir a la luz detalles escabrosos sobre el fundador y sus truculentas actividades. “Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok” se basa en la historia real de las hermanas Wilking, específicamente Miranda Wilking, quien fue alejada de su familia por la secta de bailes para TikTok, Fue en 2019 cuando Miranda decidió formar parte de 7M Films, Inc., la compañía de entretenimiento con sede en Los Ángeles, fundada por Robert Shinn, el también pastor de la Iglesia Shekinah. Al entrar a la empresa, Miranda Wilking, actualmente de 27 años, comenzó a alejarse de su familia hasta que rompió toda comunicación en ella el 18 de enero de 2021. Ante ello, sus padres y hermana acusaron públicamente a 7M como una secta que controla a sus integrantes, y mucha gente se les sumó. La secta comenzó a controlar el contenido de las redes de Miranda, donde salía en sus coreografías con James Derrick, más conocido como BDash, con quien además se casó en agosto de 2021, por lo que ahora se hace llamar Melanie Derrick. “Se casó y ni siquiera sabemos cuándo se comprometió. Ella nunca nos dijo a dónde se mudó. Terminó bloqueándonos y cambió su número de teléfono. Sea lo que sea en lo que esté involucrada, tiene algún tipo de control sobre ella que le hace tener miedo de algo”, señaló su madre Kelly al respecto. Miranda Wilking afirmó en la pandemia que su vida había cambiado para bien y que comenzó a “caminar con Dios de manera seria. Sentí que se produjo un cambio espiritual dentro de mí. Comencé a ir a estudios bíblicos y a aprender acerca de Dios”. Afirmó no estar secuestrada por la secta: “No estoy retenida contra mi voluntad y nunca he sido rehén. Voy a la iglesia y tengo fe en Dios. Si algún día deseo seguir mi fe en otro lugar, lo haré y me sentiré completamente libre de hacerlo. En cuanto a mi carrera, mi etapa en 7M Films ha sido uno de los años más emocionantes de mi vida y si algún día deseo asociarme con una empresa de gestión diferente o iniciar mi propia empresa, lo haré. Nadie me obliga a hacer nada”, afirmó. Miranda Wilking dijo haberse decepcionada cuando su familia acusó al culto de ser justamente eso: “no respetaron mis deseos y sólo hicieron las cosas según sus propios términos, vi un lado diferente de ellos que nunca antes había visto y que me preocupaba. Me dolió mucho que no se escuchara mi voz. Cuanto más se obsesionaban con mis elecciones, sentí que lo único que podía hacer era distanciarme de ellos con la esperanza de que vieran mi corazón a tiempo”. Actualmente, Miranda Wilking es muy activa en sus redes, en las que tiene más de 1.5 millones de fans; suele subir videos de sus coreografías con sus compañeros del culto. Tiene los comentarios desactivados y su familia afirma que sus posts son una manera en la que su culto le quiere hacer creer al mundo que es libre y que está bien.