En el marco de la más reciente edición del Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) se presentó Formas de atravesar un territorio, película en la que su directora, Gabriela Domínguez Ruvalcaba, sigue en su día a día a doña Sebastiana y sus hijas para crear un viaje en el que chocan el pasado, presente y futuro de una comunidad tsotsil, capturando los testimonios y la belleza del trabajo de mujeres de diferentes generaciones.
“Soy de San Cristóbal de las Casas y conozco la cultura tsotsil por estas mujeres que pastorean borregos y se les puede ver en las veredas saliendo de la ciudad, es una imagen cotidiana, pero yo no sabía o no me había acercado a conocer cómo eran las vidas de ellas y tampoco sabía qué sucedía en los pastoreos; quería entender ese trabajo”, compartió la cineasta en entrevista con La Razón.
“La idea de hacer este documental vino del aprecio y el valor que yo veía en ese trabajo, también empecé a ver la falta de espacios verdes para realizarlo debido a la proliferación de minas de arena en la ciudad, la tala de árboles y la privatización de los espacios. Pensé en que todo eso que pasaba también me afectaba como alguien que vive en la ciudad y entonces me pregunté: ¿cómo cohabitamos ese territorio?”, agregó.
“También comencé a preguntarme si un lugar nos pertenece o si pertenecemos a un lugar. Para pertenecer a un lugar hay que cuidarlo y también hay que ser parte de ese territorio, si sentimos que es un lugar que nos pertenece es cuando empezamos a extraer del territorio los recursos naturales; igualmente hacía que me cuestionara desde dónde y cómo quería hacer la película en esta relación de documentalista queriendo registrar a una familia, pues quería hacerlo con un reconocimiento mutuo y de manera respetuosa, que no fuera extractivista”, explicó.
“Conocí a estas mujeres porque comencé a ir al lugar en el que viven como voluntaria de un programa de una organización que trabaja con personas de comunidades, desde un principio me recibieron como una amiga y una persona más de su familia, nos fuimos conociendo y se empezó a crear un vínculo muy bonito, les dije que tenía un interés en hacer una película que contara un poco más sobre su labor como campesinas y pastoras, lo tomaron bien, de una manera superabierta y generosa”, relató.
“Ahora que ya se estrenó el documental ellas están muy contentas, no se imaginaban cómo sería lo que iban a ver en la pantalla, al final es un reconocimiento para ellas también, venir a la Ciudad de México a presentar el documental con nosotras también fue una sorpresa y una novedad porque era conocer algo muy distinto a su comunidad, de alguna manera yo les compartí también este lado de nuestras formas y fue como devolverles un poco por todo lo que nos dieron”, concluyó.