Honran su legado en el séptimo arte

Arturo Ripstein recibe un cálido homenaje en el GIFF

El festival le otorga el galardón de plata +Cine y la Filmoteca de la UNAM la Medalla de Plata; comparte que el fin de un director consiste en “rodearse de la mejor gente posible”

El director, al ser ovacionado la noche del sábado.
El director, al ser ovacionado la noche del sábado. Foto: Cuartoscuro

Con 34 largometrajes en sus casi 60 años de prolífica trayectoria, el célebre cineasta mexicano Arturo Ripstein recibió un cálido homenaje en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) este fin de semana, con la entrega del galardón de plata +CINE y la Medalla de Plata que otorga la Filmoteca de la UNAM.

“Siempre he dicho que el fin de un director de cine consiste en rodearse de la mejor gente posible y dejarlos hacer lo que saben hacer; mover un poco los hilos y conducir fuera de los ejes y con su imaginación”, dijo Arturo Ripstein en el Auditorio del Teatro del Bicentenario, en la ciudad de León, Guanajuato, donde se dieron cita personalidades como Roberto Fiesco, Evangelina Sosa, Luisa Huertas, Esteban Soberanes, Arturo Beristáin y Sylvia Pasquel, entre otras.

El director de filmes como El castillo de la pureza, El lugar sin límites, Profundo Carmesí y El diablo entre las piernas compartió varias anécdotas de su vida, como cuando su hijo Gabriel Ripstein, quien estuvo presente, le dijo que estaba harto de ser pobre y por eso iba a ser economista. “Dije, qué hice para merecer esto”, comentó el cineasta, quien agregó que más tarde su hijo comenzó a involucrarse en el séptimo arte y un buen día le compartió: “No quiero estar detrás del escritorio, quiero ser director de cine” y entonces él le preguntó: “¿Por qué chingados dijiste que querías ser economista?”, lo cual generó las risas de los presentes.

Arturo Ripstein compartió sentirse orgulloso de su hijo y le agradeció estar con él en un momento tan importante como el homenaje en el GIFF.

De izq. a der. Paz Alicia Garciadiego, Arturo Ripstein y Sarah Hoch.
De izq. a der. Paz Alicia Garciadiego, Arturo Ripstein y Sarah Hoch.

El cineasta de La calle de la amargura y La virgen de la lujuria también rememoró cómo conoció a su esposa, la reconocida guionista Paz Alicia Garciadiego, con quien desde el primer momento compartió su amor por el séptimo arte, porque siempre fue muy cinéfila. Incluso rememoró cuando la escritora se negó a hacer la adaptación de El gallo de oro, de Juan Rulfo, que finalmente sí realizó.

Ripstein celebró haber compartido con grandes escritores para adaptar sus obras a la pantalla grande.

“He tenido el buen ojo y la buena suerte de haber trabajado con muy buenos escritores y unos horrorosos de los que no vale hablar. Trabajé con García Márquez, con Fuentes, con Rulfo, con Elena Garro, con José Emilio Pacheco. Grandes nombres de las letras nacionales”, dijo.

En el tributo al cineasta se proyectó un video que hizo un recuento por los 59 años de carrera de Arturo Ripstein, recordando películas célebres como Tiempo de morir, El castillo de la pureza, El lugar sin límites, la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba y, lo más reciente, El diablo entre las piernas. Se destacaron las hazañas como el mostrar por primera vez a un travesti en una película y el primer beso homosexual.

El cinestasta posa con la Cruz de Plata y la Medalla de Plata.
El cinestasta posa con la Cruz de Plata y la Medalla de Plata.

La directora ejecutiva del festival, Sarah Hoch, le entregó la Cruz de Plata GIFF, mientras que la Filmoteca UNAM le dio la Medalla de Plata por contribuir a enriquecer el patrimonio fílmico del mundo en todos sus aspectos a través de su trayectoria cinematográfica.

“Es un sueño hecho realidad, de muchos años. Lo hacemos con tanto cariño y respeto. Ha sido un honor tener tus películas a lo largo del festival y esta noche es la culminación de tanta celebración”, expresó la directora Sarah Hoch sobre el homenaje a Ripstein.

Al finalizar la ceremonia de premiación, los asistentes pudieron disfrutar de una versión inédita de Profundo carmesí (1966). Dicha cinta fue restaurada bajo la dirección de Lola Díaz González-Blanco.

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