A más de cinco años de la detención de Ignacio Antonio “N”, alias El Soni, presunto líder de una organización dedicada a la explotación sexual de mujeres en la página Zona Divas, se estrena El portal: La historia oculta de Zona Divas, miniserie documental en la que se hace una radiografía de la trata de personas, desde cómo son enganchadas las víctimas, los grados de impunidad en México y hasta los niveles de vulnerabilidad que vivían, a través de los testimonios de familiares y amigos de las jóvenes que fueron asesinadas entre 2017 y 2019.
“En el caso de Kenny Finol, uno puede ir rastreando los distintos destinos a los que viajó durante la primera etapa de su primera juventud, que son típicos lugares donde están las redes de trata. Lo que se ve en la serie es este esfuerzo por hilvanar estas historias y contar una especie de radiografía de la trata, que aqueja a toda Latinoamérica, pero que tiene como destino final, México”, explicó a La Razón Astrid Rondero, quien con Fernanda Valadez, dirigió la producción que ya se encuentra en Netflix.
En el documental quisieron poner por delante a las víctimas y contar lo que no se dijo en medios de comunicación que optaron por el sensacionalismo. Mediante las redes sociales reconstruyen cómo fueron sus vidas antes de llegar a México y durante su estancia en nuestro país.
Con Génesis Uliannys Gibson, el cuerpo aún no ha sido repatriado (...) son casos que vale la pena atender, el documental pone foco en esa parte que no está saldadaFernanda Valadez, Directora
“Fue buscar en las redes sociales los rastros que habían dejado las víctimas mortales, buscamos sus posts, sus anuncios, pero también sus partes más luminosas, como las esperanzas que ellas tenían, las expectativas, lo que las hacían felices. En contraparte con aquellas cosas que las hacían sentir amenazadas, la violencia que vivían”, explicó Fernanda Valadez.
En el caso de Kenny Finol, quien fue hallada sin vida con marcas de tortura y violación en el Estado de México en 2018, se aborda, por ejemplo, cómo salió de su natal Venezuela en una situación de extrema pobreza con la esperanza de conseguirle medicamentos a su madre.
“Con los familiares fue establecer un vínculo de confianza que les transmitiera la seguridad de que no íbamos a hacer lo que habían hecho otros medios, en el sentido de que habían revictimizado y estimatizado a sus hijas, habían cubierto las notas de una manera muy sensacionalista, lo que queríamos era todo lo contrario, comunicar que estas mujeres son como cualquier otra persona, que tienen sueños, que migraron a México para tener una mejor vida o intentar tener una mejor vida, pero acabaron en las peores garras de la violencia en nuestro país”, comentó la productora Laura Woldenberg.
Otro de los objetivos era visibilizar el grado de vulnerabilidad y de impunidad que hubo detrás de estos casos, pues al ser mujeres migrantes sin papeles estuvieron expuestas a distintas formas de violencia.
“Vemos que hay una impunidad en distintos niveles y que atraviesa a autoridades locales, estatales y federales, además de distintos tipos de actividades, por ejemplo, las autoridades migratorias, todas coinciden en cómo había que pagarles para que las dejaran pasar, eso las ponía en una primera capa de vulnerabilidad, luego estaba la Policía Federal, que las buscaba en distintos sitios donde ellas transitaban, las extorsionaban. Luego estaban ante el miedo de la extorsión del crimen organizado, entonces no denunciaban porque la policía era parte de este cobro de piso. Cuando los crímenes más terribles sucedían, las fiscalías no operaban”, compartió Fernanda Valadez.
Con El portal: La historia oculta de Zona Divas también se espera que la sociedad reflexione sobre la situación que siguen viviendo las mujeres migrantes, principalmente sudamericanas, pues aunque se desmanteló Zona Divas, siguen operando otros portales que tienen una forma similar de explotación. Además, se busca que pueda alertar a aquellas jóvenes que llegan a nuestro país y que las autoridades tomen cartas en el asunto, tanto en este caso en el que aún hay deudas como en cruzar datos de las víctimas de feminicidio con las de trata de personas para investigar.
“Uno de los objetivos de la serie es hacer una reflexión de la vulnerabilidad de las mujeres migrantes, ver cómo se enganchan las mujeres, porque los lugares donde son enganchadas son las redes sociales, a veces de las formas menos violentas que te pudieras imaginar. Es una serie que permite que a lo mejor mujeres jóvenes vean estos focos rojos.
“Pero también que los usuarios de este tipo de páginas, se pregunte si efectivamente estas mujeres son libres de trabajar y si no son víctimas de trata. Y, por último, la impartición de justicia, sólo hay dos casos que fueron sentenciados, ¿qué ha pasado con los casos de Kenny Finol y Karen Ailen Grodziñiski?”, cuestionó Astrid Rondero.