En Robot salvaje, adaptación fílmica del texto escrito e ilustrado por Peter Brown, no logra superar a la obra original; sin embargo, no cabe duda que tiene los suficientes elementos para ponerse muy por encima del promedio de propuestas animadas que hemos tenido en el último año y ganarse el corazón del público en general.
Sigue la historia de la autómata Ro-zzum unidad 7134, quien al quedar varada en una isla desierta debe adaptarse a un entorno silvestre.
Para estar ad hoc al ritmo acelerado y lleno de convencionalismos que exigen los productos de entretenimiento actuales, en el filme se sacrifican varias de las virtudes que a la obra original le valieron convertirse en una pequeña joya, por ejemplo, valorar la observación y lo genuino de la curiosidad como la mejor herramienta para comprender a las otras criaturas, a través de acercamientos que en la adaptación cinematográfica son sustituidos por un personaje secundario que no estaba incluido en la obra de Peter Brown. Además de omitir los inteligentes apuntes relacionados con lo natural de la muerte.
Pese a lo anterior, la película evita la frivolidad al mantenerse firme en el desarrollo de su personaje principal, cuya condición de Inteligencia Artificial va adquiriendo humanidad a través de un desarrollo de personaje preciso, cuya encantadora simpleza profundiza en temas tan importantes, como realmente interesarse por los demás, apreciar la colaboración y también corresponder a la empatía.
Por otro lado, la honesta exposición sobre los vínculos emocionales de la maternidad y que están por encima de lazos sanguíneos y las diferencias físicas se ve enriquecida con un mayor protagonismo del gansito bebé, a quien adopta la robot Rozzu, lo cual le permite referir los matices del proceso de crecimiento como una gran aventura, con todo y sus momentos de confusión y soledad, desde la perspectiva, tanto de padres como de hijos.
Por otra parte, la propuesta visual no podría estar más acorde con el discurso y el concepto del libro, ofreciendo un deslumbrante diseño en CGI que se nutre una expresividad que alude al estilo de la animación tradicional, gracias a los leves toques en la gestualidad y el colorido acabado con reminiscencias pictóricas.
Pese a las variantes, el largometraje Robot salvaje, dirigida por Chris Sanders —Los Croods (2013) y El llamado salvaje (2020)— , es una más que digna adaptación, una vibrante belleza que sustenta la épica de su entrañable y divertida aventura comprometiéndose con un inteligente trasfondo.
En la película, que ya se encuentra en la cartelera, la actriz Lupita Nyong’o presta su voz en inglés a Rozzu; y el ganso bebé, Brightbill, es Kit Connor.