Es impecable el despliegue técnico con el que aquí el otrora director de la estupenda y arriesgada —pero bien conseguida— propuesta llamada Una historia de Policías (2021), lleva el drama a vertiginosos niveles capturando la dinámica al interior de la cocina de un restaurante de Nueva York, para que incluso algunas escenas en plano secuencia hagan honor al trazo de los montajes escénicos a los que obedece la obra de teatro original del británico Arnold Wesker en la que se basa, y lleguen a asemejarse a un intenso e interminable ballet de producción alimenticia y a veces desconcertante interacción multicultural, pues la exigencia de los comensales es imparable y la mayoría de los trabajadores del lugar son inmigrantes ilegales.
Pero tal alarde fílmico no es gratuito, se trata de un estilizado mecanismo que establece la vitalidad del microcosmos laboral al borde de la neurosis en el que la mayor parte del día se desenvuelve el protagonista, un cocinero mexicano con el deseo de conseguir algo más en la vida y que, por si fuera poco, está enamorado de una mesera estadounidense que no puede permitirse estar relacionada con un ilegal, amén de la inesperada llegada de una joven paisana en la búsqueda de unírsele en el trabajo y de una supuesta vida mejor.
Lo mismo sucede con la propuesta visual en blanco y negro salpicada de calculados toques de color, cuyas pinceladas materializan los grises de la cotidianeidad que asfixian a los personajes empeñados en resistir jornadas indiscriminadas bajo la sombra de jefes sobrados de condescendencia, a los que se unen algunos sujetos de origen latino, pero con nacionalidad estadounidense que no se cansan de, por lo mismo, autodenominarse como “americanos”, motivando a la siempre necesaria aclaración de que América no es un país, frase que ante los oídos sordos de una sociedad deshumanizada terminará por perderse en el susurro.
A veces algunas declaraciones y chistes desencantados que buscan ironizar respecto a su propia reflexión llegan a ser algo reiterativos, pero eso no le resta convicción y contundencia a una película que además no pierde la oportunidad de evidenciar el machismo y la autocompasión escondidos detrás de muchas de las buenas intenciones. La Cocina, de Alonso Ruizpalacios es una cautivadora y al mismo tiempo sardónica decantación de la amarga naturaleza del sueño americano de hoy, ese que no se cansa de regodearse en sus vicios.
LA COCINA
- DIRECCIÓN: Alonso Ruizpalacios
- Protagonistas: Raúl Briones; Rooney Mara; Oded Fehr; Laura Gómez; James Waterston
- DURACIÓN: 139 minutos