Si bien el sentimiento de la Ira como una enfermedad que se convierte en pandemia, ya ha sido explorado y con mucho acierto por películas como “Exterminio” (2002) de Danny Boyle, en esta producción francesa titulada originalmente “Vincent debe morir” —renombrada para México como “¡Corre”!— lo interesante viene de darle la vuelta al enfoque del concepto reubicando la posible causa no en los agresores sino en las víctimas, de tal modo que la incertidumbre con respecto al detonador de los contagios y sus reacciones, empuje a reflexionar sobre la naturaleza violenta intrínseca del ser humano y el entorno de control que este se ha construido.
Es por ello que desde los primeros minutos vemos como, estando en el trabajo y tras un comentario “inconveniente”, el protagonista comienza a sufrir ataques de vecinos, amigos y desconocidos, que surgen de la nada y conforme avanza la película no parecieran tratarse de hechos aislados, poco a poco se van multiplicando en otras partes del país.
El que para el punto de partida se elija como escenario un entorno laboral alterado por inexplicables espasmos de agresión física, claramente nos refiere a la lucha del hombre por mantenerse civilizado, sometiendo el impulso de violencia que desde sus épocas ancestrales es una de sus reacciones primarias —no es gratuito que aquí aquí incluso niños presenten el mismo trastorno— y parte de su comportamiento. Luego el que además la respuesta ante la angustia y paranoia que se genera sea el aislarse, también sirve para cuestionar su naturaleza como ente social, la cual irónicamente lo lleva a las conglomeraciones que provocan el estrés generando un permanente estado al borde de la hostilidad.
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Para la elaboración de las escenas de persecuciones y de sangre —por que también las tiene—, el director Stéphan Castang no se guarda sorpresas, solo se concentran en una ejecución solvente, y en evitar dar demasiados rodeos o caer en la sobre explicación, estableciendo las reglas sobre las cuales se desarrollan las situaciones límite que rompen lo cotidiano para entregar efectivas escenas de tensión.
Ahora, en realidad lo endeble de la propuesta viene de los mecanismos que aplican aquellos que buscan sobrevivir, de los cuales surgen planteamientos sobre las relaciones interpersonales sin que haya claridad en lo que se quiere decir al respecto, bordeando así posturas sobre la violencia de pareja y los comportamientos tóxicos, que podrían ser sumamente cuestionables.
Así pues, “¡Corre!", traída por Cine Caníbal, vale mucho más la pena por las preguntas que arroja provocando la conversación, que por lo que dice sobre ellas, pero además, sin dejar de ser muy entretenida, le da un inteligente y por lo mismo refrescante giro al concepto de los zombies e infectados en el cine.