¿Qué hay detrás del fenómeno Luis Miguel?, es la pregunta que uno piensa cuando con el icónico comienzo de “Será que no me amas” 65 mil almas de diversas generaciones se desbordan en gritos ante la presencia de El Sol, un artista que durante más de 40 años se ha convertido en un ídolo capaz de tener esa convocatoria y de hacer un sold out en su debut en el Estadio GNP Seguros, luego de llenar innumerables veces el Auditorio Nacional y de 18 shows en la Arena Ciudad de México entre 2023 y 2024.
Él estaba feliz y lo proyectaba con una gran sonrisa y bailando con ese icónico movimiento de caderas que sigue enloqueciendo a sus fans que gritaban descontroladas. Al final, y luego de escucharse un exquisito arreglo de trompetas, El Sol casi se quitó el saco y esto volvió a levantar pasiones.
En el escenario se dispusieron tres pantallas, una central en la que se proyectaban imágenes de flores o fotos de juventud del ídolo musical; y dos laterales en las que era posible ver detalles de la actuación. El show continuó con “Amor, amor, amor”, con la que al escuchar los primeros acordes el público se entusiasmó más, y por supuesto acompañó cantando a Micky, quien también los incitó a hacerlo con su emblemática frase: “Vamos arriba, ¿cómo dice?”
Cuando interpretó “Suave”, de su histórico Aries, Luis Miguel demostró por qué sigue conquistando estadios, arenas y auditorios, ya que hizo gala de la versatilidad de su voz, por eso, aunque en parte de la canción arrastró las palabras, se le perdonó. Escuchar el arreglo de saxofón a la mitad del tema y el giro que dio el intérprete para rematar el tema, fue la cereza del pastel.
Si con estos temas El Sol contagió felicidad, con “Culpable o no” hizo gritar “¡ésa no Luismi!”, sobre todo si alguien iba con el corazón roto. El público movió de un lado a otro una de sus manos.
En el concierto, Luis Miguel siempre cautivó con su privilegiada voz y su capacidad de transmitir emociones, pero también por dirigir a los músicos. Además, se incorporaron juegos de luces, hubo mariachis y hasta el estadio se convirtió en una gran disco que hizo recordar las épocas de un Luis Miguel fiestero en su querido Acapulco.
Cuando sonaron los teclados del inicio de “Hasta que me olvides” el público se desbordó y con “Dame”, Micky derrochó sensualidad con sus bailes, pero también este tema destacó por la voz del artista, el saxofón y la trompeta conjugados al final.
Hubo un homenaje a Armando Manzanero y al bolero. Entonces la melancolía se hizo presente con un popurrí que incluyó “Por debajo de la mesa”, “No sé tú”, “Somos novios” y “Nosotros”.
En el show, Luis Miguel se pudo unir con otro ídolo, al menos de forma virtual, al cantar a dueto con el fallecido Michael Jackson “Sonríe”, mientras se proyectaban imágenes del Rey del Pop. Sí, como Madonna, El Sol se puede dar esos lujos en sus conciertos. Recordó un sueño que sí pudo cumplir: cantar con el gran Frank Sinatra “Come Fly With”. El sábado pasado pudo revivir ese momento virtualmente, mientras aparecían imágenes del intérprete estadounidense.
Con carisma y disfrutando como un niño con juguete nuevo, Luis Miguel tomó el dron que lo grababa para autofilmarse y después tomar algunas imágenes de sus seguidores, mientras cantaba el popurrí de “Un hombre busca una mujer”, “Fría como el viento”, “Tengo todo excepto a ti” y “Entrégate”.
Luis Miguel quiso rendir homenaje a la música mexicana y por eso subió al escenario al Mariachi Vargas de Tecalitlán, con el que cantó “La fiesta del mariachi”, la tan pedida “La Bikina”, y “La media vuelta”. Después entregó el alma, junto con sus fans, con “No me puedes dejar así” y “La incondicional”.
El espectáculo terminó de manera festiva, convirtiendo el estadio en una disco con luces y láseres, y claro, con sus éxitos más bailables: “Ahora te puedes marchar”, “La chica del bikini azul” y “Cuando calienta el sol”. Con los gritos “otra, otra, otra, otra” recibió todo el cariño de sus fans, Luis Miguel, feliz, sonrió y extendió los brazos.