Sentir que todos los fans están conectados por una sola energía, en comunión, ocurre pocas veces en un concierto; sin embargo, el cantante neoyorquino Lenny Kravitz es capaz de lograr no sólo eso, sino también que las personas se unan en una sola voz cantando “Let Love Rule”, dejando que el amor los gobierne y haciendo que una energía de paz se sintiera en el mismo lugar. También provocó una euforia total al bajarse del escenario y rodear el Palacio de los Deportes para saludar a sus seguidores. Así se vivió la noche del sábado en la que convocó a 18 mil personas.
El show que terminó con un canto al amor comenzó con una energía desbordada en cuanto apareció Lenny Kravitz con guitarra en mano y como todo un rockstar, con gafas negras, chamarra de cuero, una playera con un gran escote y pantalón de mezclilla. Al cantar “Are You Gonna Go My Way”, el público inmediatamente se levantó de sus butacas y en la pista la gente no dejaba de brincar entonando el éxito.
En el espectáculo, el cantante estuvo acompañado de talentosos músicos que fueron aclamados al igual que él, especialmente la baterista Cindy Blackman y el guitarrista Craig Ross, éste último en muchos momentos compaginó su virtuosismo en el instrumento junto con el ídolo Lenny Kravitz.
La siguiente canción fue “Minister Of Rock n Roll”, en la que la poderosa voz del neoyorquino estremeció y para “I’m a Believer”, el intérprete de 60 años bailó sensualmente provocando los gritos de sus fans, quienes a cualquier movimiento de Kravitz volvían a emocionarse. Después de verlo bailar o de haber ofrecido un deleite musical, el público le brindó una gran ovación con gritos, aplausos, puños en alto y la porra: “¡Lenny, Lenny, Lenny!”.
El cantante los observaba y al final en español expresó: “Estoy muy feliz de estar con ustedes, todos juntos somos energía, somos vibra, somos amor. Significan tanto para mí, muchas gracias. Los amo. Empecemos esta celebración agradeciendo a Dios”.
Sin duda venía una gran celebración, pues la gente se puso eufórica al escuchar la clásica “I Belong To You”, en la que derrochó sensualidad e hipnotizó con un solo de guitarra, tal como después lo haría en “Stillness of Heart”. Fue el momento ideal para que las parejas presentes se abrazaran y demostraran su amor.
Si ya había desbordado diversas emociones, con “Stillness Of Heard”, la euforia se hizo presente al bajarse del escenario para convivir con sus fanáticos, que se abalanzaron para tomarse una selfie con el artista o sólo estar cerca de él. Regaló uno de los momentos más emotivos y conmovedores al terminar de cantar
el tema a capela.
Con “Believe”, en la que destacó el solo de guitarra de Craig Ross, de nuevo el público lo ovacionó y como en señal de victoria Lenny Kravitz levantó la guitarra y sonrió. “I love You”, les dijo y los gritos ensordecedores volvieron, y a éstos les siguió: “¡Olé, olé, olé, Lenny, Lenny. Olé, olé, olé, Lenny, Lenny!” y “¡Lenny, hermano, ya eres mexicano, Lenny, hermano, ya eres mexicano!”. El cantante se hincó en agradecimiento y gritó emocionado: “¡Méxicooooo!”.
Para la canción “Low” sus sensuales movimientos de cadera volvieron a levantar pasiones, que incrementaron cuando casi se quitó la chamarra dejando ver los músculos de sus brazos.
En “The Chamber” regaló imágenes dignas de un rockstar al cantar hincado, pero también recibió un peluche del Dr. Simi personalizado con rastas, que presumió y cargó sonriendo Lenny Kravitz, quien durante el concierto también alabó la cultura mexicana.
Después vino una descarga de canciones esperadas por su público: “Always On The Run”, “It Ain’t Over Til It’s Over”, en la que el solo de guitarra de Kravitz cautivó, al igual que los diversos registros de su voz; “Again”, con la que el público prendió las lámparas de sus celulares; “American Woman”, que todos cantaron al unísono; y “Fly Away”, que desbordó toda una energía en el recinto.
Con “Human”, Lenny Kravitz se quitó la chamarra para dejar ver una playera en la que su espalda quedaba descubierta. Nuevamente fue ovacionado, pero en esta ocasión el Palacio de Cobre retumbó con los golpes que los fans daban con sus pies.
La despedida, al igual que la bienvenida fue inolvidable, Kravitz brindó con la bebida típica de Chihuahua, sotol, y con una guitarra acústica interpretó “Let Love Rule”, que liberó toda la energía generada en el show, pues de la total euforia, se llegó a la calma.
Sin embargo, cuando decidió bajar de nuevo del escenario para saludar a sus fans, la locura volvió, y más cuando recorrió todo el Palacio de los Deportes. Era como si se estuviera frente a un dios: una mujer lo abrazó y casi rompió en llanto o algunos alzaban a sus hijos como en la escena del Rey León para que el intérprete los tocara. Casi a mitad del recinto, se subió a una tarima y continuó cantando y coordinando a los presentes hasta corear “Let Love Rule” al unísono.
Después volvió a bajar para continuar su recorrido hasta llegar al escenario principal, donde volvió a hincarse para agradecer tanto amor que le demostraron. “¡Los amo! Nos vemos muy pronto”, expresó Lenny Kravitz, el rockstar que esa noche ofreció un ritual electrizante y energético como parte de su esperada gira Blue Electric Light.