El coming of age planteado por la novela de Stephen King, en el cual sus protagonistas enfrentan, tanto de infantes como ya de adultos, a un ser sobrenatural con apariencia de payaso, y que en las recientes adaptaciones fílmicas dirigidas por Andy Muschietti, fuera reubicado en la década de los 80s alineándose así de manera muy conveniente con la tendencia a la autorreferencia característica del cine de las últimas dos décadas.
Para esta precuela en formato de serie estrenada por HBO Max deciden acercarse mucho más a la época de la obra original ubicándose a finales de los 60 con todas sus implicaciones sociales y políticas, mismas que son más que bien aprovechadas.
El poblado de Derry vuelve a ser el escenario, su nombre se dice constantemente, aparece en los impresos, espectaculares y carteles, pero nunca suena con alivio o normalidad, ya sea en las escuelas, los establecimiento y hasta la base aérea cercana, siempre parece una sentencia, un mal augurio.
Desde ahí comienza a delinearse la atmósfera de desasosiego que se mezcla con la nostalgia provocada por los cines, los cómics, los periódicos y los seriales televisivos de mediados del siglo pasado, hasta materializarse en una secuencia que encapsula la tensión dentro de un auto, con las miradas de reojo y por encima del hombro como herramienta para enrarecer de la amabilidad y la compasión e ir de la inquietud a la angustia que luego estalla en el gore.
Es el terror como representación del descuido infantil que aquí nos da conocer a la primera víctima y el detonador de la línea argumental sobre la que se sustentará la trama, una desaparición y la búsqueda de respuestas mientras el mal acecha en cada rincón de los cotidiano.
Es así que sobre una base firme nos presentan a los protagonistas, niños en los que se reflejan los rasgos de un contexto adulto convulso. La paranoia, la enajenación, el racismo y la estigmatización, todos esos males que aunque aquí son potenciados por la postguerra, nos resultan familiares. Al igual que la criatura maldita conocida en cuestión, estos solo han cambiado de forma pero nunca se han ido por completo, siguen presentes en nuestra actualidad y es lo que le otorga vigencia a la serie.
La fórmula es más que conocida y está ensayada, por lo mismo se aplica con solvencia adquiriendo identidad gracias a la imaginería visual y los códigos que dieron identidad a las películas, dígase el uso del agua, las tuberías y alcantarillas, así como los espectros saltando de las pantallas, amén de que los personajes generan inmediata empatía.
Pero hay algo más, cuando parece que todo fue establecido, lo rompen en un baño de sangre, y lo que lleva el concepto a otros prometedores niveles.
Así que a los fans de la franquicia podríamos decirles que pueden permanecer tranquilos, el concepto está en buenas manos, pero en realidad eso solo significa que deben tener miedo, mucho miedo…Bienvenidos a Derriy. Un episodio cada semana en HBO Max.
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MSL


