Pese a lo llamativo de la mezcla de animación con live-action y el colorido del diseño de los personajes fantásticos, “Amigos Imaginarios” tarda demasiado en establecer las reglas sobre la existencia de estos y la forma en que se relacionan con nuestra realidad, además de que de inicio la trama es algo desarticulada y no parece decidirse a ir a ningún lado.
Afortunadamente, aunado a lo primeramente mencionado, el desarrollo de la película es ágil y el inmenso carisma y la madurez actoral que luce a su corta edad la pequeña Cailey Fleming —a quien conocimos en la serie “The Walking Dead” y hemos visto en películas como “Star Wars: El ascenso de Skywalker” (2019)—, aquí interpretando a una preadolescente que ha perdido a su madre y se muda con su abuela mientras a su padre lo atienden en un hospital; es suficiente para sostener el relato mientras transita por simpáticas secuencias ligeramente intrigantes.
Es en una de estas precisamente, donde ya habiendo empatizado por completo con la protagonista y la razón de su desencantado semblante, con base a un juego escénico de ficción dentro de la ficción que estalla en luces, baile y fiesta acompañado por la voz de la querida y recién fallecida Tina Turner, que por fin el relato se enfoca, y la premisa de su concepto sobre criaturas insólitas que cohabitan con nosotros sin que todos podamos verlos, la cual ya hemos visto aplicado en múltiples ocasiones, se refresca y reinterpreta a través de la honestidad del acercamiento a los sentimientos y la nostalgia, recordándonos la importancia de mantener esa capacidad intrínseca de las etapas infantiles que nos permite imaginar y soñar, y que en ocasiones se convierte en una forma de sanar, enfrentar los miedos y evitar convertirse en personas amargadas por las dificultades y exigencias propias de crecer e internarse en el mundo adulto.
“Amigos Imaginarios” de John Krasinski —“La familia Hollars” (2016), “Un lugar en silencio” (2018) y Jim en "The Office" —, cuyo título original es “IF”, no es perfecta ni tampoco la más original, pero si consigue ofrecer un pasaje divertido y por momentos muy conmovedor, sustentado en una reflexión simple pero importante y honesta que dejará más que satisfechos al público en general.